V |Aulladores|

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—Uno creería que no podía ocurrir nada peor después de que la gripe aviar hubiera matado a casi la mitad de la población mundial, pero mira que la vida nos sorprende.

Las palabras sonaban demasiado abrumadoras, me hacían recordar cosas que yo había deicidio dejar en el pasado. Porque, para este punto, no se si es peor revivir aquellos momentos o simplemente aceptar la realidad del mundo.

—Sabes que ocurrió después de la primera pandemia. —afirmo mirándome.

Claro que lo sabía.

—El virus.

—Exacto.

Había ocurrido después de que el presidente muriera de gripe aviar, el mundo parecía irse al carajo conforme pasaban los días. Cuando finalmente erradicaron la gripe el país ya estaba envuelto en crisis. La economía estaba por los suelos, no había luz, agua, los alimentos eran escasos y la delincuencia dominaba las calles.

Cuando el segundo virus azotó, nos tenían a todos bajo ley marcial, la policía disparaba a quien se le daba la gana. Mi hermano y yo nos habíamos quedado solos después que nuestra madre muriera, encerrados en casa, yo simplemente pensaba que el fin del mundo estaba cada vez mas cerca y yo había desperdiciado toda mi vida, pensaba que lo merecía, que merecía morir, me culpaba a mi mismo por la muerte de mi madre, y a pesar de todo estaba convencido de que, si el apocalipsis azotaba de pronto, yo dejaría que me arrastrara con él. ¿Por qué no me había enfermando? ¿Por qué ella y no yo?

Pero después llegó el segundo virus, y el mundo no estaba ni remotamente preparado para ello.

—El DSBC era un verdadero desastre, muchos médicos había muerto, y los pocos que quedábamos no éramos suficientes, supongo que debes saber que sucedió, leíste los informes —asentí— fue un infierno, se propagó más rápido que la gripe aviar, por todas partes, y lo peor era que este virus no te mataba, te trasformaba en algo horrible.

No soy capaz de recordar como inició, es como si hubiesen cortado una parte de la cinta y saltara de escena drásticamente. Cuando abrí los ojos estaba en el auto volcado de mi hermano en medio de la carretera.

No sé a dónde nos dirigíamos, solo se que él estaba muerto, cuando atravesé su cráneo con la palanca de cambios Junghyun ya estaba muerto.

Salí del vehículo con la sangre del que alguna vez fue mi hermano mayor manchando mi ropa, tenía las costillas rotas y moretones por todo el cuerpo.

Pero estaba vivo, estaba vivo y él no.

Luego de eso comprendí que todo había cambiado. El mundo cayó en la desolación y la muerte. Ciudades enteras infestadas de esas malditas cosas, habían invadido cada maldito rincón del país.

Me obligué a ser fuerte, me obligué a sobrevivir, porque se lo había prometido a Junghyun, le dije que me cuidaría, que saldría adelante a pesar de todo. Y eso fue lo que hice.

Siempre fui yo antes que todo, siempre poniendo mi seguridad y supervivencia en primer lugar.

Hasta que encontré a Jimin.

—No logramos erradicarlo, lo intentamos, una y otra vez, creí que me volvería loco. Cuando inició la segunda cuarentena me dediqué a analizar el virus, haciendo pruebas con personas infectadas, sacando muestras, aislando el virus, nada funcionaba, el agente se mezclaba con los glóbulos rojos, la sangre era peligrosa si entraba al organismo de un humano sano, lo infectaba en cuestión de segundos y la trasformación ocurría horas después. Creí que todo estaba perdido, hasta que descubrí algo.

Las ráfagas de aire se podían escuchar incluso dentro de bunker, Jimin temblaba ligeramente a mi lado. Aún estaba despierto y yo deseaba con toda mi alma que solo se durmiera y no escuchara lo que Jin me decía.

ÉXODO (Apocalipsis II)- KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora