XXXVI |Lealtad|

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Un nuevo día es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para hacer las cosas bien.

Puedes hacerlo, puedes hacerlo, puedes...

Yoongi era un hombre práctico, hacer solo lo necesario, no esforzarse más de la cuenta, esa era su filosofía de vida. Ahorrar energía era vital para la supervivencia, también lo era la practicidad. Pero cuando estás atrapado en una jaula con un montón de monstruos debes aprender a camuflarte entre ellos para evitar que te devoren.

Yoongi era un hombre razonable, era inteligente y confiaba plenamente en su instinto. Esas habilidades lo habían mantenido vivo, y aún en los confines de postmundo lo seguían haciendo. Fue por eso que no dudó en aceptar ofrecerse de voluntario para las primeras dosis del suero, unas cuantas semanas después de haber llegado a la región hielo. Necesitaba que esos tipos confiaran en él, y no había otra manera más eficaz que convertirse en uno de ellos.

Cuando Kim Seokjin le inyectó en suero y el dolor explotó en cada célula de su cuerpo supo que era el momento de cumplir su penitencia, convertirse en un monstruo quizás era el precio a pagar por abandonar a sus amigos, por dejarlos atrás.

Fue uno de los primeros humanos en convertirse en fríos por medio del suero que inventó Seokjin, por voluntad, nadie lo obligó a hacerlo. Las primeras dosis no fueron tan agresivas, por lo que su musculatura no aumentó, él solo dejó de sentir frío, su piel pasó de ser pálida a casi trasparente y su cabello se tornó blanco.

No hubo mucha diferencia, salvo una, la más notoria de todas. Su pierna, su pierna había dejado de doler.

Cada día Min Yoongi se levantaba de la cama, de fingir que dormía (porque sí, una de las cosas que ese suero le había arrebatado era su capacidad para hacerlo) y mientras se vestía frente al espejo con ese uniforme negro se repetía una y otra vez: "Puedes hacerlo". Lo hacía hasta que estaba suficientemente convencido de que se lo creía.

Solía ayudar a Jungkook a entrenar a los nuevos soldados. Les mostraba técnicas de combate y supervivencia básicos, mientras que el humano les enseñaba a usar armas. A veces Yoongi deseaba jamás haber sido soldado, tal vez para ese punto solo sería un montón de huesos más tirados por ahí. Pero lo fue, y eso lo llevó a donde se encontraba, había sacrificado su alma humana con tal de sobrevivir ¿Qué tan loco sonaba? ¿Qué tan demente estaba para haber aceptado aliarse con esos monstruos? Quizás tan loco y demente como Jungkook.

No, no es verdad.

Jeon Jungkook era el doble de demente que él, la diferencia que existía era que ese muchacho tenía razones.

Era un idiota enamorado, y para cada cosa loca que hacía tenía una razón con nombre y apellido.

¿Qué tenia él? Bueno, para ese punto muerto de su vida Yoongi no tenía nada.

Aun así, siempre creyó que el chico era un idiota, nadie en su sano juicio arriesgaría todo por proteger a una persona. Era el maldito apocalipsis, la lógica dicta que debes cuidar de ti mismo si quieres seguir con vida, sobreponerte ante los demás. Enamorarse... bueno, eso era algo estúpido. Y aun así el maldito hijo de puta había llegado hasta el final. Jeon Jungkook era el idiota más testarudo que había conocido, pero tal vez esa es una de sus ventajas. El chico era un tonto enamorado, pero ese amor le había dado la fuerza para luchar y sobrevivir.

Tal vez eso le hacía falta a Yoongi, razones.

No siempre se trata de amor, el amor es...bueno, para él, el amor es complicado y carece de sentido. Hay cosas más importantes.

La lealtad, por ejemplo. La lealtad es más fácil de manejar, no hay matices, no hay complicaciones ni abstracciones intangibles. La lealdad es blanco o negro, hay dos opciones, eres leal o no lo eres.

ÉXODO (Apocalipsis II)- KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora