Busan, Zona roja.
Temperatura: 8°C
Taehyung no ha dejado de llorar. Sus ojos rojos lucen hinchados y su clásica sonrisa cuadrada no ha dado señales desde que todo comenzó.
El bosque es un caos, y mientras todos discuten sobre posibles soluciones que nadie está dispuesto a realizar por mero orgullo. He estado manteniendo un bajo perfil, oculto tras una máscara de neutralidad que he me atado lo bastante bien como para que alguien note que no es auténtica. Aunque la realidad es que dentro de mi cabeza ocurre una catástrofe.
Ayer se llevaron a alguien más, esta vez ha sido un niño de once años, es la primera vez que lo hacen con alguien tan pequeño, y mi amigo no ha parado de derramar lágrimas rojas y espesas desde entonces.
—Tengo miedo Jimin.
Es de día, y estamos ocultos dentro de lo que alguna vez fue la estación subterránea del tren en Busan, a las afueras del bosque, aunque ahora no es más que paredes cubiertas de hongos y plantas extrañas, el piso frío cubierto de basura y del andén comienzan a crecer raíces de árboles que pronto destruirán el techo. La lluvia golpetea en la superficie y algunas gotas que logran colarse entre las ranuras han formado un par de charcos en el piso. Estoy recargado en uno de los muros y Tae llora al lado mío, no se aferra a mí, pero tampoco se aleja, solo permanece a mi lado y no deja de sollozar en silencio.
—Aun no estamos seguros de porqué nos quieren Tae, quizás no les hagan daño —el vago intento de que mi voz suene segura fracasa.
—Son malos, viste lo que les hacen a los suyos, imagina que harán con nosotros, nos odian.
El peso de sus palabras me afecta más de lo que quisiera, quizás porque tiene razón. Los de la región hielo son despiadados, crueles, incluso con los de su propia raza. Lo sé porque yo estuve ahí, yo lo vi con mis propios ojos. Además, nos odian, tienen estrictamente prohibido acercarse al bosque, tocarnos o estar cerca de nosotros, nos ven como criaturas repulsivas. Es por eso que me costó encontrar una razón por la cual nos estén recolectando, pensar en la posibilidad de un genocidio me asustó, tanto como me provocó colera, pero más allá de su repulsión no ganan nada asesinándonos, salvo quizás una retorcida y sádica autosatisfacción. Sin embargo, teniendo en cuenta lo difícil que es llegar a este sitio dudo mucho que esa sea razón suficiente.
Me he quebrado la cabeza pensando en posibilidades, y cuando al fin logré encontrar una respuesta medianamente lógica deseé no haberlo hecho.
—Tenemos que confiar en Jungkook, él vive allá, ayer me dijo que no me preocupara que él lo resolvería.
No es cierto, Jungkook jamás llegó, y aunque odio mentirle a mi amigo es la única manera que encuentro de tranquilizarlo, está muy asustado y lo que menos quiero ahora es que su miedo crezca.
—No confío en él Jimin, ¿Por qué se quedó allá en primer lugar? ¿Por qué no vino aquí contigo? Después de que te pusiste en riesgo entrando a Ulsan cuando se lo llevaron Jungkook solo fue un malagradecido y te dijo que te fueras —he hecho que Taehyung odiara a Jungkook, eso es lo único que he logrado con mis mentiras—. Odio decirlo Chim pero no te merece, y tampoco quiero hacerte sentir triste, pero tienes que considerar la posibilidad de que él tenga algo que ver.
Tae sabe que Jungkook viene cada luna nueva, cuando el mundo se oscurece, se que no le agrada, siempre me lo dice, es mi culpa después de todo.
—No, escucha, el me dijo ayer que-
—¡No Jimin!, ¡deja de mentir!, —gritó indignado— sé que no vino, sé que lo esperaste y jamás llegó.
—¿Cómo...?
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ÉXODO (Apocalipsis II)- KOOKMIN
FanfictionSobrevivir o rendirse. Hay una cuestión que nos hace pensar y nos recuerda que tan humano somos y que tan fácil es dañarnos. Las emociones, los sentimientos. Mas allá del raciocinio y la capacidad de pensar y tomar decisiones. Dependemos de otros...