To Be So Lonely | Armanway

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“I thought I saw the devil, this morning
Looking in the mirror, drop of rum on my tongue
With the warning to help me see myself clearer
I never meant to start a fire
I never meant to make you bleed
I'll be a better man today

I'll be good, I'll be good
And I'll love the world, like I should
Yeah, I'll be good, I'll be good
For all of the times that I never could”

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Siempre le habían dicho que el dinero lo compraba todo menos la felicidad, más nunca se lo creyó, siempre pensó que de verdad el dinero lo podía todo, pero conforme pasaba el tiempo se iba dando cuenta de cuan equivocado estaba, de que solo seguía creyendo eso para sentirse menos miserable.

Lo último que ella le dijo fue: “Ojalá tu dinero te dé la paz que tú alma necesita y la familia que estás rechazando”, él estaba furioso, así que sólo la siguió golpeando, no quería escucharla, no quería que le dijera lo que, en el fondo, él ya sabía. Fue lo último que supo de ella, cuando quiso disculparse ya era demasiado tarde, ella ya no estaba. Se había esfumado.

Contrató a los mejores detectives, pagó cantidades inimaginables de dinero para poder encontrarla, en ese momento su dinero no le sirvió de nada, después de varios años lo único que obtuvo fue un acta de defunción. Fue ahí cuando su alma le pesó, cuando odió tener todo ese dinero, cuando entendió que ella tenía razón, ella siempre tenía la razón. Su dinero no la iba a traer de regreso.

Jacob bebió directamente de la botella de whisky que sostenía, quería olvidar, quería dejar de pensar en ella, en su sonrisa, en la manera que era capaz de iluminar cualquier día gris solo con una palabra, en como lo miraba con tanto amor que él no creía merecer.

Su estado de ebriedad le hizo imaginarla, le sonreía tan radiante como siempre, lo miraba con amor, un vestido lila se ceñía a su hermosa figura. De repente se escuchó un llanto y ella se alejó, él quiso hablarle y pedirle que se quedara, pero ella regresó de inmediato, con un pequeño bebé en brazos, Jacob miró sin poder decir nada, se veía preciosa con ese pequeño bebé, su hijo.
La imagen cambió drásticamente por una en la que él la golpeaba con furia mientras ella lloraba y se cubría el vientre abultado mientras le gritaba que parase, que le haría daño al bebé.

Lloró amargamente, ella tenía razón, él había rechazado tener una familia. Él los había matado, era su culpa.

—La causa de su muerte fue hemorragia obstétrica —habló el detective—. No me había dicho que ella estaba embarazada —No obtuvo respuesta alguna por parte del hombre, Jacob no terminaba de asimilar que Ainhara estaba muerta. El hombre se aclaró la garganta—. No hay acta de defunción de ningún recién nacido en esa fecha y hora.

Jacob finalmente le prestó atención, aún conmocionado por la reciente noticia—. ¿Cómo?

—Ella estaba embarazada, ¿No? —Jacob asintió lentamente—. Entonces eso nos da una pequeña pista, el bebé o la bebé podría seguir vivo, de no ser así habría acta de defunción junto a la de la madre, sería la misma fecha y hora.

Jacob no estaba tan seguro de eso, ya había pasado un año, además, no quería crearse falsas ilusiones pensando que su bebé estaba vivo... pero si era así haría hasta lo imposible para encontrarlo, eso estaba más que claro.

Jacob cogió su teléfono móvil con poco trabajo y llamó a aquel número que hacía años no tocaba.

—Detective Blake, soy Jacob Smith. Quiero que retome la investigación, necesito encontrar a mi hijo.