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What if I'm far from home?
Oh, brother I will hear you call
What if I lose it all?
Oh, sister I will help you out
Oh, if the sky comes falling down, for you
There's nothing in this world I wouldn't do”

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Armando había tenido un mal presentimiento durante todo el día, había llamado a Michelle y le dijo que los pequeños estaban perfectamente bien, también llamó a Jack y le dijo que estaba bien, que casi no había movimiento por lo que estaba haciendo papeleo y que lo más seguro era que fuera a por los niños para llevarlos a casa y estar con ellos, lo que lo ayudó a tranquilizarse un poco más, aunque él sentimiento nunca lo abandonó.

Había sido un día complicado ya que no eran suficientes mecánicos y los que habían eran aprendices, por lo que se habían tenido que quedar hasta altas horas de la madrugada trabajando, cuando terminaron, se fueron de uno en uno, hasta que quedaron solos el chino y él.

— Ya te dije que te puedes ir en cualquier momento, solo voy a recoger la herramienta y a cerrar el taller. —dijo mientras colocaba las herramientas en su lugar.

— No hay problema, Armando —habló con su acento particular—. Yo te espero, igual no tengo nada que hacer en mi casa.

— Tienes que descansar, hombre. —habló cansado.

— Tú también, mírate como estás, pareces un abuelo —Le sonrió achicando aún más sus ojos—, el café ya no te hace nada, venga, vete a casa, necesitas descansar. —Lo abrazó por los hombros.

— No, no, aún tengo que recoger la herramienta y-

— Vámonos, deja todo eso ahí, que lo recojan los principiantes mañana, que nunca hacen nada los pringados. —Lo sujetó del brazo y salieron cerrando el taller. Yun los llevó hacia su auto.

— ¿Qué haces? Tengo mi auto en el garaje.

— Ya, pero llevas un cansancio que como te pongas al volante te estrellas en el portón. —Se rió.

— Vaya, vaya, vaya —Ambos se giraron en busca de la persona que hablaba—. No sabíamos que le ponías los cuernos a tu querido esposo.

De las sombras salieron tres siluetas, que se revelaron ante la luz de las farolas, iban vestidos con ropa negra, tenían sudaderas y bandanas cubriendo su rostro. Ellos retrocedieron al ver que portaban armas.

Les apuntaron con las armas a lo que Armando y Yun levantaron las manos con miedo.

— ¿Q-qué quieren? —habló el ojiverde con miedo.

— ¿Que qué queremos? —Soltó una risa mientras se acercaba hasta quedar de frente al castaño— Siendo sincero, quisiera eliminarte —Acercó la pistola a la mandíbula del más alto, haciendo que cruzarán miradas, Armando miró los orbes verdes con temor.

— Hey, ¿Qué creéis que hacéis? —Se acercó el pelirrojo amenazador—. No lo toques, cabrón.

— Alph, quítame a este chino de mierda, me está tocando la moral. —Uno de los hombres se acercó y sujetó con fuerza a su amigo, quién intentaba soltarse, lo vio sacar una tela blanca y colocarla en el rostro de su amigo pelirrojo, a los pocos segundos vio como el cuerpo de su amigo se desvanecía.

— ¡Yun! ¿Qué le hicieron? ¡Déjenlo!

— Cállate, no seas llorón, sólo es un poco de cloroformo —dijo con desdén—. Alph, quitalo de aquí. —El nombrado siguió órdenes, Armando observaba con miedo, pero su mente solo procesaba la manera en qué había llamado a su colega, había dicho su nombre y no era cualquier nombre, justo era ese nombre.

To Be So Lonely | ArmanwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora