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«—Nunca le he tenido miedo a nada. Menos a esto.

—Los dos sabemos que te equivocas—»

Durante mis diecinueve años he vivido, como todos, situaciones de aprieto, donde crees tocar fondo.

Todas supe controlarlas.

No sé como controlaría a mi papi decepcionado de mí.

Siempre he sido la favorita porque me lo he ganado, yo me he esforzado por escuchar a mis papás, asistir a los eventos, sacarles buenas notas, evitarle cuantos dolores de cabeza fuese posible. Yo misma me hice ser la número uno.

No puedo perderlo.

No puedo bajar la cabeza en este momento.

Fui rápido a mi closet y busqué una bata de seda negra que me até rápido mientras me ponía unos zapatos para andar por la casa.

Abajo estaban situados en el salón. Papi tiene las manos en la nuca y camina por toda la sala, dándole vueltas al lugar. Mami está teniendo una especie de ataque de pánico y por eso está sentada en un sofá, cerrando los ojos con fuerza. Milan tiene la cabeza gacha.

—¿Por lo menos lo van a explicar?—Pregunta mi padre—No excusas.

Como veo que mi novio está en un shock total y es incapaz de modular una palabra, decido dar la cara.

Mis padres no criaron una cobarde.

—La verdad, fue mi culpa.

—¡No pedí que se echaran la culpa!—Grita entonces—¡Explicaciones, no justificaciones, no culpas!

—A los catorce años estaba hormonal y los niños del colegio me daban asco, todos eran irritables e inmaduros. Como no es sorpresa, a la única persona que toleraba era a Milan. ¿Qué les puedo decir?—Me encojo de hombros como si no estuviera asustada—Quería experimentar, ustedes estaban en Venice, casa sola, lo demás es cuento. Una cosa llevó a la otra y finalmente mi hermano se convirtió en mi prometido hace unas semanas cuando me puso un anillo en mano.

Muevo mi mano mostrando el brillante.

—¿¡Qué!?—Exclaman y Cleo sale de su trance—¡Son unos niños!

—No se trata de que sean unos niños—Interrumpe Alexander—Es acerca del secreto—Nos mira fijamente—¿Por qué?

—Papi...

Niega.

—Si yo fuese un papá anticuado, lo entendería. Si fuera un viejo engañado o alguien que no les da la confianza, pero siempre los he tratado como mis mejores amigos. Yo les he contado mis mejores cosas y las no tan buenas, desde negocios, amores o problemas familiares. ¿Y así me pagan? ¿Ocultándome por cinco años que estaban juntos? ¿Su mamá y yo merecemos eso?

Siendo honestos, no.

Mi madre y padre jamás nos han ocultado nada. Recuerdo de que hace unos años a mi papi no le iba tan bien económicamente porque había caído la bolsa de valores o algo así y él muy sincero nos los explicó. Se levantó de esa y con la misma sinceridad nos los volvió a explicar. Jamás falló en ese sentido.

Mamá le rompió el corazón a papá cuando estábamos más pequeños y cuando le pregunté que había pasado, ella no dudó en decirme todas sus inseguridades y el porque había actuado tan mal.

No fallaron.

Lo hicimos nosotros.

—Quizá yo llegué tarde a sus vidas—Se sincera la mujer más hermosa. Lo digo sin mentir, mamá tiene un físico espectacular—Básicamente lo hice cuando Alexander había criado a dos bebés perfectos, pero siempre traté de hacer las cosas bien. Les sonreí, los consentí, los cuidé, los ayudé a dormir, les canté cuando lo quisieron. ¿Qué hice mal...?—Ahoga un grito cuando se rompe en espasmos llorando.

SIMPLE...Siempre seré yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora