•Prólogo•

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Mi peor error fue subestimar mis sentimientos, pensando que serían pasajeros o reemplazables.

Tuvimos una relación prohibida, que jamás podía salir a la luz. Pero ella lo haría, solamente una mujer de su nivel, se pararía al frente de todos y sin bajar su mentón, o flaquear, admitiría estar enamorada de quien no debía.

«Demonio» le dirían.

«Lunática» también.

No le importaría.

Nada lo haría.

Porque estaba enamorada.

Porque amaba.

Fui la única persona capaz de acabar con su muro de hielo, de derretirlo a tal nivel, de hacerla dependiente de mi existencia, y la derrumbé.

Si antes era mala, ahora venía una versión peor y nadie en el mundo estaba preparado para eso. Un demonio vestido de Valentino. Una maldita belleza desoladora.

Era mía.

Pude tocar el cielo, pero la caída al infierno fue inmediata, cuando la vi besar otros labios y guiñarme un ojo mientras lo hacía, sin pena alguna, ella no sufría de eso. Fue ahí cuando le di la razón, tú brillas, hasta que Samsara Culpepper decide apagarte.

Y lo hizo.

SIMPLE...Siempre seré yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora