•18•

185 10 13
                                    


—No puedo creerlo—Dice Pax, de nuevo.

—Ay ya—Me exaspero—Soluciónate y supéralo, eh. Le harías un favor al mundo si lo haces.

—Amargada.

Diría no sé que pacto está haciendo Pax, pero los que creen en eso son estupidos. Yo sé que está así de bueno por su esfuerzo, aunque se está pasando.

Su rostro ya no tiene tantas pecas, pudiera decir que ni se notan y por ende sus ojos se ven como más opacos. Sin embargo, el cabello se le ha aclarado notablemente de forma extraña y ahora lo tiene como castaño oscuro con mechas rojizas naturales.

El cuerpo... es otro tema. Pax no logra dar con un gran abdomen como Ian, tomando en cuenta que su contextura es naturalmente delgada, entonces lo único que ha hecho ha sido sacar unos buenos brazos que se tensan bajo la camisa de rayas.

»¿Cómo se tomó lo del tiempo?

Ian al comienzo asintió pero posteriormente se fue a bañar y a calmarse por su cuenta, después vino y me dijo que definitivamente no lo tomó bien a la primera pero que no me iba a forzar a nada.

¿Por qué no tenía una respuesta?

Porque me agarró fuera de base. Fácil.

Siempre prevengo todo, siempre estoy preparada, pero esto si que no lo esperé, si a parte recordamos que él mismo quedó plantado en plena iglesia. Siempre pensé que sería yo la que momentáneamente le diría que si nos casamos o que hacemos porque lo admito, casarme siempre ha sonado como un plan decidido a futuro.

La razón es bastante sencilla y es que de vieja quiero tener mi marido y si es posible algunos hijos. Mi cerebro es un arma demasiado peligrosa que si la dejas maquinando por demasiado tiempo, puede terminar creando y llevando a cabo fácilmente una bomba nuclear y aclaro desde ya, no me interesaría matarlos a todos.

—Ahí va, esta mañana follamos, desayunamos y él se fue a su casa como si nada.

—Ian es perfecto.

—La única cosa perfecta soy yo. Pero bueno, creo que es mejor que te vayas.

—¿Por qué? ¿No me quieres en tu casa?

—No—No hay necesidad de mentirle, quiero estar sola. Ducharme, hacer mis cosas del cabello y después ir a la cita.

No es que esté mal ahora, pero yo después mis días en Ther Island necesito tres duchas diarias porque me acostumbré.

Ahora llevo ropa de hacer ejercicio porque es lo que hacía cuando Pax llegó. Mi conjunto consta de unos shorts estilo de bicicleta, blancos. Un top blanco y una chaqueta transparente roja, mis barbette shoes van iguales.

—¿Te veo mañana, Daisha?

—Si—Me da un beso y yo me dispongo a ir hacia la ducha para vestirme.

—¡Daisha! ¡Tienes visita!

—Que se largue, no quiero ver a nadie.

¿Es demasiado pedir estar sola? Adoro mi propia compañía. Me dedico a apreciarme y me dedico tiempo para exfoliarme, ponerme cremas, depilarme, y todo eso.

Sin embargo, admito que el pasar tanto tiempo con Ian en la dichosa isla me hace extrañarlo un poco y por eso le dije que en la noche iríamos a cenar, tengo ganas de comer sushi. Lo curioso es que yo no como mucho pescado. Lo curioso es que yo odio el pescado, pero bueno, a todos nos dan antojos raros de vez en cuando.

—No vas a pasar al apartamento de Daisha—Repite Pax y yo volteo los ojos y decido salir.

Que dolor de cabeza la gente.

SIMPLE...Siempre seré yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora