«—Me amabas—Afirmé, segura de lo que decía.
—¿A ti o a lo que éramos?—Tomó de su trago. Vi como bajaba, por el movimiento de su manzana de Adan y apreté mis muslos—No me encontraba sin ti.
—Y jamás lo harás.»
Entré al colegio Élite, al que mis padres y abuelos me obligaron a asistir, ignorando a todos. Por mis lados pasaban personas de todo tipo, personas que se cegaban ante mi belleza y que yo ignoraba. Todos se veían patéticos y como una copia, todos a excepción de él. Las chicas, llevan faldas con volado, blanca, del estilo para hacer tennis, algunas largas y las perras del colegio, como me gusta llamarlas, unas tan cortas que puedo ver sus pantys y provocando siempre, ir con el director; La camisa es del mismo color y de botones, con una tela lisa, pero rústica a la vez y la insignia del colegio, un león; El blaizer es azul rey, con estilo escocés y recuadros rojos y blancos; Las medias son negras, hasta pasar la rodilla y zapatos a libre albedrío, aunque todas parecen uniformadas con unos patéticos zapatos de goma blancos, marca Adidas, estilo Superstar. No como yo, que llevo tacones nude y abiertos, sin que mis pies lleguen a mostrarse por las medias, que uso de manera completa, cubriendo hasta mi ropa interior y teniendo algunas frases bordadas en letras cursivas y negras.
Paso entre la multitud, quejándome de como todos se empujan por llegar tarde, pero sin llegar a tropezar conmigo, que llevo mis manos en mi pequeño bolso rosa claro, con cadenas doradas y que va en mi espalda. Sin ser algo extraño, los evito y voy a mi paso, consciente totalmente de que llegaré tarde a clases de la profesora Kora e ignorando ese hecho.
Vine obligada, como cosa rara, y no pretendo acelerar el paso o poner a prueba mi perfecto dominio de los tacones para ir a una clase con la que podré morir en paz siendo ignorante de ella. La verdad, la historia de Inglaterra no es de mi interés.
La verdad, nada lo es.
—Hola, Sam—Una novata me extiende su mano, que no tomo. No pretendo ensuciarme.
—Mi nombre es Samsara, no Sam—Sin mirarla, detallo la estructura del edificio construido por papi. Hay demasiada claridad para mi gusto, es completamente de vidrio, a excepción de las puertas que son blancas y con un pequeño hueco por el cual puedes observar lo que sucede dentro del aula. No me he tomado mi tiempo para conocerlo bien, porque no tengo algún interés en conocer un lugar que en semanas dejaré, pero papá, como siempre, hizo un buen trabajo. Puedo ver el jardín perfectamente podado y la piscina para infantes en el medio de él, en forma de A.
—Casi lo olvido, te gusta es tu nombre completo. ¿Es por eso que me dejaste de hablar?
Mi hermano ríe a mi lado y sé lo que está pensando, porque mi pensamiento es el mismo: pobrecita. Para nadie es una novedad que tengo un talento único para aburrirme de las personas.
Puedo jurar que no es intencional, o quizá si, no lo he detallado mucho. Yo solo sé que un día quiero viajar por el mundo contigo y hacer pijamadas pero al día siguiente, tú mera existencia me da jaqueca.
Ya no soporto que me hablen, o que respiren el mismo aire que yo. Porque tu vida en la mía, quedó anulada y pasaste a ser una más del montón, básico y monótono. Si tuviera alguna idea del tiempo que me toma, hastiarme de ti, no lo advertiría, porque yo no hago nada por los demás, pero si estaría preparada. Sin embargo, no sucede así. Un día solamente me despierto y me pregunto por qué te trajeron al mundo y lo más importante: ¿por qué crees que tienes derecho a hablarme?
Lo mismo pasó con Emma, o bien podría ser sus berrinches por Eros. Odio el drama de los demás o que intenten contarme cosas que no son de mi mínimo interés.
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SIMPLE...Siempre seré yo
Romance«Un demonio vestido de Valentino. Una belleza desoladora». Cuando la ven caminar, con su andar y pronunciación de caderas, todos caen. Es algo irremediable, por donde se le mire desborda belleza, superioridad y seguridad. Nada le falta y todo lo co...