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"Si era una señal divina, no entendía porque debía ser él"

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"Si era una señal divina, no entendía porque debía ser él"

Erin

—Mamá, voy a salir. La tía Susan se va a quedar contigo hoy —dijo Uriel, besando la mejilla de su madre con cariño antes de tomar el casco de su moto.

Su madre, la cual estaba sentada viendo la televisión, lo agarró el brazo con las fuerzas que tenía en su brazo derecho y le sonrió.

—Vale cariño.

El lado izquierdo de su cuerpo estaba paralizado, no podía moverlo, pero dentro de lo que le había ocurrido, había mejorado bastante, sobre todo en el habla que, a pesar de que a veces se le trabasen las palabras, hablaba mejor de lo que los médicos esperaban.

Esos meses de tanto trabajo han sido para conseguir que la madre de Uriel pudiera tener una mejor vida dentro de lo que le había tocado vivir y de lo que le había ocurrido. Y nuevamente, Uriel no pudo evitar pensar en aquella chica.

Todo gracias a que aquella misteriosa mujer rubia la había encontrado a tiempo y había llamado a la ambulancia. Y que quizás jamás encontraría a esa chica para darle las gracias por salvar a su madre.

El joven no se había obsesionado por encontrarla, dudaba que supiera quien era cuando ni siquiera le había visto el rostro, pero en su mente se lo agradecería de por vida. Porque de no ser por haberla encontrado y haber llamado a la ambulancia, quizás su madre no estuviese con él en ese mismo instante.

El muchacho salió para poder encontrar un puesto de trabajo. Le era muy difícil debido a que en ese lugar era complicado encontrar un trabajo y porque no había parado de intentarlo cada día de la semana. Enviaba currículum casi todos los días a las mismas empresas y a los mismos establecimientos de ese lugar, y aun así no bastaba para que le contrataran. Por eso se dedicaba a hacer cosas peligrosas los fines de semana, al menos para poder pagar las facturas y llegar a fin de mes. Aunque no siempre lo conseguía.

Esa tarde se dedicó a recorrer los lugares para poder dejar su currículum y así tener más posibilidades. Cuando él creía que era un día más donde nadie lo escogería, se encontró con algo que jamás se habría imaginado.

Entró a una pequeña tienda donde la dueña era una mujer de unos sesenta años de edad. Ese lugar estaba al lado de una gasolinera, casi algo alejada de la pequeña ciudad en la que vivían, pero algunas casas humildes recorrían un pequeño camino hasta esa tienda.

Uriel, peinándose el pelo hacia atrás y acomodándose la ropa algo nervioso, entró a la tienda hasta llegar a la mujer donde se encontraba repasando una lista.

—Hola, estoy buscando trabajo y quería dejar mi currículum aquí —dijo él, haciendo que la mujer lo mirase con una pequeña sonrisa.

Pero bastó tan solo cinco o seis segundos, hasta que la voz de alguien bastante conocido para Uriel, le hiciera erizar la piel.

Déjame amarte [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora