Dos

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Me gustaba el cielo pero también me gustaba el mar. Me gustaba el olor a lavanda con el que perfumaban mi casa pero también me gustaba el olor a salitre. Me gustaba la comodidad de un sofá pero también me gustaba sentarme en las rocas. Me gustaba el ambiente en casa pero amaba sentir la brisa en mi cara. Me gustaba la música pero amaba el sonido de las olas. Me gustaban las películas pero amaba ver la naturaleza, como los atardeceres. Era por eso que estaba sentada en la playa, justo en una roca, sintiendo la brisa fría, escuchando la música de las olas y esperando el atardecer.

La playa era el motivo principal por el que amaba Miami y aunque hubieran más playas en el mundo, ninguna iba a ser como las de aquí. En especial, amaba la playa y a Miami porque había sido en donde me había dado mi primer beso con ella. Nunca antes le había visto nada especial a la playa, me parecía tan normal y cotidiana debido a la ciudad en la que vivía, pero luego ella me explicó su admiración por la playa, el mar, el cielo, el sonido de las olas, la sensación de la brisa y los atardeceres, y me contagió.

"¿No crees que puedas abrirme espacio en esa roca? Las demás se ven incómodas", miré hacia quien dirigía la voz y tragué pesado. Ella estaba aquí, parecía que últimamente me perseguía.

"Hola, Lauren", murmuré algo inaudible pero al verla esbozar una sonrisa me di cuenta que había escuchado.

"Hola, Camz", el sonido ronco de su voz fue suficiente para erizar toda mi piel y generarme mariposas en el estómago.

"¿Qué haces aquí?", pregunté, ella se encogió de hombros.

"Sabes que amo venir a la playa a ver el atardecer. Es en dónde se reúnen mis cosas favoritas", contestó agachándose y yo me hice un lado para que ambas pudiéramos sentarnos en la roca.

"Yo también"

"Ya sé, es una de las muchas cosas que aprendiste de mí", sonreí y era cierto, Lauren me había enseñado todo sobre todo.

"Te he extrañado", confesé por lo bajo, ella negó.

"No lo hagas, mi corazón, aquí estoy", me cubrió con sus brazos y yo correspondí demasiado feliz, no había mejor sensación que los abrazos de Lauren.

Abrí mis ojos y cuando lo noté estaba llorando, pero no sabía si era de felicidad por el sueño o de tristeza porque fuese solo un sueño.






                                    [ . . . ]






Ya era viernes, para muchos su día favorito pero para mí no lo era en absoluto; tenía las peores clases ese día y además significaba que llegaría el solitario fin de semana, en el que estaría básicamente estudiando para exámenes y realizando trabajos completamente sola.

— ¡Mila! — me llamó JJ desde las escaleras, volteé a verlo y él bajó hasta llegar a mi lado. — A qué no adivinas quién me habló. — dijo en un tono divertido, yo me encogí de hombros. — Ashley. Me invitó a salir hoy. — abrí mis ojos como cuencas.

— Espera, ¿qué? — dije sorprendida. — ¿Cómo que Ashley te invitó a salir? Es como tu amor imposible.

— Lo es pero la semana pasada tuvimos que hacer un trabajo juntos y al parecer le agradé, así que hoy me invitó a por unos tragos con sus amigos. — levanté una de mis cejas sugestivamente.

— Parece que tienes oportunidad de al menos ser su amigo. — asintió emocionado. — ¿Ya pensaste qué ponerte para esta noche? Porque seguro debes ir.

— Sí, ya tengo todo pensado y de hecho, estaba pensando en invitarte. — fruncí mi ceño.

— ¿Por qué?

Dream of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora