Diecinueve (Final)

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Empacar estaba siendo bastante difícil. No lo hubiera pensado nunca porque cuando llegué, declaré odio total a este lugar, pero ahora, dos meses después, se me encogía un poco el corazón dejarlo. Miraba a los chicos con los que había compartido un par de juegos que sabía ya llevaban bastante aquí y me daba tristeza porque quisiera que ellos fuesen tan afortunados como yo. Pasé a despedirme de ellos, Christopher, Rick y Hillary, aunque de la última no pude despedirme bien porque la noche anterior había tenido una crisis y había intentado quitarse la vida una vez más, así que solo pude escribirle una carta.

Guardé todos mis dibujos y los poemas que había escrito estando allí, guardé también las cartas que me habían enviado mis amigos cuando estuve internada, les buscaría un buen lugar en casa. El par de fotos que tenía con Camila para no olvidarla de ninguna manera y por último, los lápices que aunque quería dejar aquí, Jimmy insistió con que me los llevara.

— ¿Ya estás lista? — dijo una voz a mi espalda y me volteé encontrándome con la cara de papá. Asentí con una sonrisa y caminé hasta la puerta; di un último vistazo a la habitación.

— "Que la persona que ocupe este lugar después de mí sea tan afortunada como yo" — susurré para por fin irme.

Le di un leve abrazo a Jimmy y le agradecí por todos sus servicios, él me despidió desde la puerta del centro hasta que subí al auto. Me encontré con mamá allí y aunque no habíamos estado muy bien en los últimos días, me agradó verla. Camil también estaba allí y eso había dibujado una gran sonrisa en mi rostro, amaba tenerla en mi vida.

El camino en auto fue silencioso pero no incómodo, se sentía bien, me gustaba ese ambiente en el que solo estamos en silencio escuchando las respiraciones y los pálpitos del otro y que era más que suficiente para apreciar nuestras vidas y las de los que nos rodean.

— Vamos, yo te ayudo con tus cosas. — dijo Camz tomando mi mochila y le agradecí con un beso en su mejilla, no me importaba que mis padres vieran o lo que pensaran, era mi vida, era nuestra.

Entré a casa de papá primero que Camila y al hacerlo me encontré con una bonita decoración y con la cara de todos mis amigos allí. Mi cuerpo se llenó de completa alegría, casi al punto de estallar y la única forma para evitarlo fue abrazarlos a todos. Nicholas, Ashley, JJ, Dinah, algunos compañeros de la universidad, mis suegros, un par vecinos e incluso dos de mis maestros favoritos. Todos estaban allí solo por mí y aunque era triste que la gente solo se "interesara" en ti cuando algo malo pasaba, era importante, porque es mejor estar solo en las malas que estar en las buenas y nunca en las malas.

Al final de la reunión, solo quedamos los más importantes allí. Estábamos sentados en círculo riendo de las tontas actuaciones de James al jugar charadas.

— ¿Un pez? — dijo Nicholas y los de su equipo aplaudieron porque al fin había adivinado. — Pero que mal actor eres, James.

— Mejor que tú al menos. — respondió entre risas el de ojos azules golpeando el hombro del otro.

— ¿Quién sigue? — cuestionó Ashley para luego beber cerveza de su vaso.

— No sé, yo ya me he cansado. — respondió Mila.

*Narrador omnisciente*

Mientras los más jóvenes jugaban, en la esquina del salón permanecían los adultos que eran los padres de Camila y los de Lauren. Parecían por fin poder mantener una buena conversación, exceptuando a Miranda, obviamente, porque para la mujer era más traumático que si hija fuese lesbiana a que se intentara quitar la vida por culpa de su rechazo. La mujer miraba atenta al círculo de muchachos en donde la de ojos verdes y la latina mantenían sus manos tomadas. No pudo aguantar más y apretó sus puños pidiéndole a el padre de Lauren que la acompañara a la cocina.

Dream of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora