Secretos Ocultos

Capítulo 23

Secretos Ocultos

Capítulo 23

Me había quedado tirada en la mansión de Greg, persona que actualmente se encuentra tendiéndome un café con chocolate a mi y a Jannet.

Asi es, Wesley Smith me dejó tirada en casa de una persona que conozco poco y nada. No es que desconfíe de Greg, para nada, simplemente no puedo creer la actitud del pelinegro.

¿Quién diablos eres Vivian?

—Espero que disfruten el café, lo he hecho con estas angelicales manos.

–Con que te las hayas lavado me conformo.

–Jannet, cariño –coloca una mano sobre su corazón. O al menos eso creo, ya que la colocó en el sentido contrario– Tus suposiciones hacia mi persona me duelen tanto. Créeme cada vez que me hago una paja me las lavo muy bien, no queremos desparramar hijos míos por el mundo.

—¿Puedes dejar de ser tan asqueroso? Eres cansador y desagradable.

La pelinegra se encuentra sentada en la silla frente a la gran computadora de Greg. Él, parado desde el centro de su habitación, no deja de observarla con diversión.

Observo mi café, soplo un poco el vapor que sale de este y lo pruebo con gusto.

—Está delicioso, gracias Greg.

Ni siquiera se percata de mi comentario.

—¿Te molesta mi forma de ser, bonita y dulce Jannet? Porque eso no es lo que decías la otra noc...

—¡Basta! ¿Seguirás refregándome en la cara mi estúpido error?

—¿Disculpa? ¿Error? No mi cielo, yo no soy considerado ningún error.

Los dos siguieron peleando a lo lejos, mi mente estaba focalizada en aquel café que mis brazos sostenían.

¿Qué tan diferente sería mi vida en este momento si continuara viviendo con mi padre y Bradley? Los extraño demasiado.

—Oye Greg —alzo mi voz sobre aquel griterío que estaba presenciando— ¿Dónde queda el baño?

Ambos me observan por un segundo, como si se hubiesen olvidado por completo de mi presencia.

—Sigues por el pasillo, y es la tercer puerta a la derecha —me guinea uno de sus ojos— Ah y por favor Brooke, espero que no me cagues todo el baño porque Marta hace un rato lo acaba de limpiar.

—Despreocúpate de eso.

Me levanto del sillón donde estoy, dejo el café y me encamino hacia el gran pasillo de la mansión blanca y refinada de Greg.

¿Cómo es posible que existan pueblos tan pequeños y tan ricos? Se nota a lo lejos que la mayoría de las personas tanto en Bakersfield como en el pueblo de Greg son adinerados, y si no eres adinerado tienes una gran casa de clase media con todos los lujos, como tía Stella.

La cantidad de puertas que hay en este pasillo me marea por completo, sin recordar cual puede ser la del baño me autoexijo doblar en alguna al azar. No creo que sea algo muy complejo encontrar un baño.

La primer puerta que pruebo es una habitación enorme, de dos plazas, colores manteca y marrón, fotografías y cuadros elegantes. No me hace dudar ni un segundo de que se trata de la habitación de los padres de Greg.

Continuo avanzando y con mucha seguridad me adentro en la que le sigue. Me sorprendo al ver lo difícil que es abrir la puerta, la manija parece atorada pero con un poco mas de fuerza puede abrirse.