Capítulo 17

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Secretos Ocultos

Capítulo 17

Si tan solo Wesley Smith fuese categorizado como un pésimo besador las cosas serian diferentes. Tan diferentes que claramente no me debilitaría cada vez que sus suaves y rosados labios se encuentran a centímetros de los míos, o cada vez que mi sonrojo da el presente al sentir su mirada clavada en aquel sector.

Wesley Smith era un grandioso besador.

Definitivamente puedo afirmar, hasta con mis ojos cerrados, que jamás había vivido algún beso de esta forma. Mis anteriores besos eran torpes, descoordinados y sin una pizca de pasión.

Los del pelinegro eran todo lo contrario. Tenía la capacidad de hacerte sentir fuera de la realidad, no miento. Sus labios sabían los movimientos exactos, su lengua jugaba lo suficiente con la mía, y sus cálidos como también extremadamente suaves labios eran algo digno de probar.

Ambas manos se encuentran sosteniendo mis mejillas, me tiene por completa, no hay forma de escapar de él. Y lo peor de todo es que tampoco quiero hacerlo, estoy demasiado conforme con la situación y eso es lo que mas me preocupa.

Puedo sentir como unos destellos de luz ingresan al pequeño cuarto de servicio, no logro ver, mis ojos no quieren abrirse. Los labios de Smith toman mis labios superiores y comienzan a moverse con aún más desesperación, no sé cuál fue el momento en el que logra ingresar a mi boca, ansío ver lo que pasa.

Me desconecto con la realidad una vez más, no es la primera vez que pasa, soy muy consciente de ello.

Seguimos el beso con la misma intensidad, intento seguir todos los pasos que él marca y detalla, pero un sonido de una garganta a punto de toser hace que la realidad nos grité y nos haga volver. Al abrir mis ojos puedo notar como una mirada repleta de diversión y hasta perversión me miran por unos segundos, sé que quiere burlarse, pero no lo hace. Me volteó hacia aquella persona que ha ingresado hacia el cuarto y no es nada más ni nada menos que el nuevo encargado de servicio.

—No pueden estar aquí, solamente el personal de limpieza tiene acceso a este cuarto.

El hombre nos mira con cansancio a la vez que se cruza de brazos intentando que la escoba que lleva en su mano izquierda no se caiga al suelo.

—Si es que...

—No me interesa sinceramente. Debo reportarlos con el director, me he cansado que los adolescentes piensen que porque hay dos escobas aquí dentro pueden follar como conejos sin que nadie los estorbe, ¡es mi sitio de trabajo! Lo mas cercano que tendré a una oficina.

Volteo hacia a Smith y el simplemente despega la mirada del encargado de limpieza y me mira con suma velocidad. Se acerca tan rápido a mi oreja que no soy capaz de reaccionar.

—Distráelo —su voz es ronca y puedo notar como aclara la garganta—. Solo me llevará un minuto tomar el papel.

Asiento disimuladamente y me encargo de volver hacia aquel hombre que sigue quejandosé de la vida entera.

—Por favor no le diga al director, ha sido la primera vez que nos ha pillado aquí.

—¿La primera vez? Todos los días me encuentro adolescentes semidesnudos aquí dentro. Sinceramente no logro comprender si desayunan un plato de hormonas o qué, pero estoy cansado de pasar siempre por la misma situación.

Oí a Wesley detrás de mí, intentando alcanzar el objetivo. Era difícil, el sitio en verdad era muy pequeño, hasta podía sentir su respiración.

—Pero señor no es nuestra culpa, no había ningún otro sitio para ya sabe...

—¿Tener relaciones sexuales?

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