Capítulo 22

142 11 40
                                    

Secretos Ocultos

Capítulo 22

—¡Vamos Miller! ¡Mueve tu trasero y alcanza a los demás sino quieres que te repruebe la asignatura!

Uno, dos... Uno, dos...

Maldita sea, jamás llegaré si sigo dado estos pasos tan cortos. Creo que estoy por morir en este mismo instante, no lo sé muy bien, pero por el dolor que estoy sintiendo al costado de mi cuerpo puedo declararme lista para no hacer esfuerzo físico nunca más en toda mi vida.

—¡¿Qué estas esperando?! ¡Apúrate!

—¡Eso intento!

—No lo estas haciendo bien, la mayoría de tus compañeros ya han dado las diez vueltas alrededor de la cancha. Tu ni siquiera has logrado hacer cuatro.

Tomo aire con todas mis fuerzas como si eso fuese útil.

—No es mi culpa que la pista sea tan grande y mis compañeros tengan piernas kilométricas.

El entrenador se acerca hacia mi con una mirada molesta. Deduzco que mis pasos han cesado, ya que, no estoy viendo mi entorno moverse como hace un par de minutos atrás.

El ceño fruncido del profesor de deportes me recibe mas de cerca. Se que no le agrada que uno de sus alumnos no pueda alcanzar el final de lo que el ha ordenado que hiciéramos, pero bueno, de todas formas no es mi culpa, es culpa de mi pésimo estado físico.

—Miller, ¿Qué se supone que debo hacer contigo?

—¿Dejarme en la banca y aprobarme?

—No es la primera clase que no puedes realizar lo que propongo que hagan. Supongo que debo tomar otras medidas contigo.

—Insisto; debe aprobarme y seremos todos felices.

—Tengo una mejor idea —chasquea su lengua mientras voltea hacia el resto de la clase, quienes se encuentran sentados bebiendo agua—. Como he visto, no eres buena corriendo.

—Menuda novedad.

—De acuerdo, creo que hay algo que te motivará un poco mas a moverte.

—¿Si? ¿a qué se refiere?

Se voltea dándome una visión de su enorme espalda. Para ser un hombre de cincuenta y tantos años tiene un físico envidiable.

—¡Oigan todos! —las miradas se elevan con rapidez. Se posicionan en mi, y luego en el dueño de aquella rasposa voz— ¡Prepárense que en cinco minutos haremos la siguiente actividad!

—¿Qué haremos? —noto la suave voz de Sean a lo lejos.

El profesor voltea y me observa con malicia, bueno, al menos para mi eso es malicia.

—Quemados.

M i e r d a.

***

Podría ser una persona esbelta, con un gran y estiralizado cuerpo, y una gran capacidad física.

También podría ser buena en matemáticas.

Pero para mi desgracia, no soy nada de eso.

—¡Eso si que fue algo genial!

Mi mejilla arde como la mierda y mi mano parece no poder despegarse de ahí.

—Por el amor dios Noah, ya te he dicho que en mi anterior instituto no jugabamos a esto. Mínimamente el profesor debería haber explicado que mi objetivo era esquivar balones.

Secretos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora