Nada Está Bien Conmigo

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Gretta despertó en medio de una calidez abrazante, aún somnolienta se dio la vuelta para seguir durmiendo

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Gretta despertó en medio de una calidez abrazante, aún somnolienta se dio la vuelta para seguir durmiendo. Ella sabía que seguía estando en la enfermería junto con Harry, ya que eran los que más daños habían recibido tras el ataque de Voldemort.

La sala seguía a oscuras: estaba segura de que aún era de noche y de que no había dormido mucho rato.
Luego escuchó murmullos a su alrededor.

—¡Van a despertarlos si no se callan! —

—¿Por qué gritan así? No habrá ocurrido nada más ¿no? — Gretta abrió perezosamente los ojos, percatándose de que Harry estaba en la misma situación que ella. Gretta pudo distinguir a unos metros de ella a la señora Weasley y a uno de sus hijos mayores.

—Es la voz de Fudge —susurraba ella — Y esa es la de Minerva McGonagall, ¿verdad? Pero ¿por qué discuten? —
Gretta también los oía: gente que gritaba y corría hacia la enfermería.

—Ya sé que es lamentable, pero da igual, Minerva —decía Cornelius Fudge en voz alta. Como odiaba a ese hombre.

—¡Nunca debió haberlo metido en el castillo! —gritó la profesora McGonagall —Cuando se entere Dumbledore… —

Gretta oyó abrirse de golpe las puertas de la enfermería. Sin que nadie se diera cuenta, ella se acomodó mejor mientras Harry se colocaba las gafas. La rubia frunció el ceño al percatarse de quién era el que estaba haciendo tanto alboroto.

Fudge entró al ala médica con paso decidido, detrás de él entraron Snape y McGonagall.

—¿Dónde está Dumbledore? —le preguntó Fudge a la señora Weasley.

—Aquí no— respondió enojada —Esta es una enfermería, señor ministro. ¿No cree que sería mejor…? — pero la puerta se abrió y entró Dumbledore a la sala.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó bruscamente pasando la vista de la profesora McGonagall a Fudge —¿Por qué están molestando a los enfermos? Minerva, me sorprende que tu… Te pedí que vigilaras a Barty Crouch…—

—¡Ya no necesita que lo vigilen, Dumbledore! —gritó ella —¡Gracias al ministro! —

Gretta y Harry nunca habían visto a la profesora McGonagall de esa manera: tenía las mejillas tan rojas que contrastaban con el color rojo del cabello de Bill y la señora Weasley junto a ella, los puños los llevaba tan apretados que se podían ver marcados sus nudillos y temblaba furiosamente.

—Cuando le dijimos al señor Fudge que habíamos atrapado al mortífago responsable de lo ocurrido esta noche — dijo Snape en voz baja —, consideró que su seguridad personal estaba en peligro. Insistió en llamar a un dementor para que lo acompañara al castillo. Y subió con él al despacho en el que Barty Crouch… —

—¡Le advertí que usted no lo aprobaría, Dumbledore! —exclamó la profesora McGonagall —Le dije que usted nunca permitiría la entrada de un dementor al castillo, pero…—

Rumors~Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora