Donde Draco Malfoy, el mago mas arrogante en Hogwarts, cae perdidamente enamorado de Gretta Fawley, una sangre pura preciosa, pero que no le da ni la hora.
Gretta Fawley es la perfección presonificada, además de bonita, tiene un poder extraordinario...
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Esta mañana no amanecí de buen humor ¿quién iba a estarlo después de presenciar tremenda escena la noche anterior? Estúpido Hufflepuff
Me sentía enfadado, bueno, enfadado era poco, me sentía usado y estúpido, pero si ella lo quería así… ¡pues que le den! ¿Que le den? Mierda… Diggory. Me pasé las manos por mi rostro, necesitaba aliviar las tensiones, pero la persona con la que quería hacerlo iba a follar con otro el día de hoy y verdaderamente no podía hacerme a la idea, nunca pensé que fuera a ser alguien reemplazable, al menos no tan rápido.
Terminé de arreglarme la corbata para bajar a desayunar, Blaise y Theo habían salido de la habitación hace ya diez minutos porque los había mandado a la mierda, como dije, amanecí de un humor de perros, peor que la tía Bellatrix cuando quien-tu-sabes no le ponía atención y si yo no me apuraba en bajar a desayunar la que me va a mandar a la mierda va a ser McGonagall y no pienso darme ese lujo.
Bajé las escaleras que daban a la sala común y me encontré con Daphne quien estaba redactando una carta para a saber merlín quién… ¿Daphne? Oh por Dios ¡Daphne! Mis ojos se iluminaron, ella era la clave para hacer que Gretta no se viera con Diggory.
—Daphne, que linda te ves el día de hoy ¿ya te dijeron lo mucho que resaltan tus ojos verdes gracias a tu espléndido cabello rubio? —pregunté con una sonrisa mientras le tomaba un mechón de cabello y lo retorcía en mi dedo.
—¿Qué coño quieres, Malfoy? — la sonrisa que tenía en mi rostro se esfumó, como mis esperanzas de recuperar a Gretta
—El de Gretta, pero ese no es asunto tuyo—dije bromeando, pero por la expresión en su rostro no lo tomó muy bien — Hablando de Gretta ¿Dónde está ella? —pregunté rápidamente, dejándola sin la oportunidad de decirme algo.
—Bajó a desayunar, como todos— contestó de forma monótona rasgando la pluma contra el pergamino, formando oraciones rápidamente, pero, al mismo tiempo con una letra pulcra y delicada —Ahora… no lo voy a volver a decir, Lucius… ¿qué quieres? —terminó de escribir y dobló la hoja, para luego tomar un sobre y meterla dentro, derritió un poco de cera para luego esparcirla en círculos y finalmente aplicar el sello con el escudo de la familia Greengrass, el cual era muy sencillo pero elegante.
—Bien… aguafiestas —rodé los ojos y tomé asiento a su lado —Necesito que convenzas a Gretta de que valgo la pena— pedí, ella volteó a verme y sonrió de lado
—¿Por qué tendría yo que mentirle a mi mejor amiga? —la miré mal, ella sonrió aún más maldita bruja se puso de pie y me miró con los brazos cruzados.
—¡Ja Ja Ja! Que graciosa eres, Greengrass, me matas de la risa — no sabía cómo se estaba viendo mi rostro en este momento, pero de lo que si estaba seguro era de que no tenía ninguna pizca de diversión en ella.
—Ojalá se pudiera —murmuró, pero alcancé a entenderle, me ofendí, obviamente —Y respondiendo a tu pregunta: no, Malfoy. No voy a convencer a Gretta de algo que no es cierto, sinceramente ella se merece a alguien como Diggory —nunca pensé que escuchar la verdad dolería tanto, Daphne lo sabía, yo lo sabía ¡todo el puto mundo lo sabía!
—Eso es algo de lo que ya estaba enterado, gracias —ahora estaba muchísimo más molesto y mis esperanzas iban muriendo junto con mi corazón —Pero… por algo soy Slytherin, soy egoísta y siempre consigo lo que quiero, y si ella no está conmigo, entonces haré lo posible por que ella no sea feliz con nadie —Daphne soltó una risa sarcástica, negó con la cabeza al mismo tiempo que ponía sus dedos sobre el puente de su nariz.
—Hombres — dijo, rodó los ojos y con el rastro de una sonrisa, se fue, dejándome solo y con mis emociones estallando en mi pecho y en mi mente.
Maldito sea el día en el que decidí poner mis ojos en una chica difícil y para colmo, esa chica es una de las pocas mujeres que saben lo que valen y que sí tienen dignidad. Creo que esa fue la razón principal por la que me enamoré de ella, pero también era algo fastidioso porque por culpa de eso no podía tener lo que quería.
Soy un Malfoy, los Malfoy siempre consiguen lo que quieren, cueste lo que cueste.
Con ese pensamiento y una aparente sensación de triunfo, me fui a desayunar al gran comedor, para luego seguir con mi infernal día de clases y al menos intentar fastidiarle la noche de diversión a Gretta.
