Callejón Diagon

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-Pero papá, yo no quiero ir a Hogwarts- exclamó la rubia enojada con sus brazos cruzados, volteó a ver a su abuelo con la cara de niña chiquita que siempre solía poner cuando quería algo que le negaban - Abuelo, dile por favor que no me mande a esa tonta escuela, Alarick y yo estamos bien en Beauxbatons-

-Habla por ti, enana. Yo si quiero ir a Hogwarts- le dijo su hermano con una sonrisa, a él le divertía mucho su hermana cuando hacía berrinches.

-Gretta, tu padre solo quiere lo mejor para ustedes y lo mejor en este momento es cambiarlos a Hogwarts- Gretta lo miró entre sorprendida y furiosa, su abuelo nunca le había negado nada, hasta este momento.

Ella se sentía indignada, cambiarla de escuela donde ya tenía a sus amigos y donde se sentía verdaderamente como en casa era para ella una gran atrocidad, solo un monstruo podría hacerle algo como eso. El monstruo, en este caso, estaba sentado en un sillón color negro tan alto como ella frente a la chimenea, mientras fumaba quien sabe que cosa en su pipa de madera. Lo miraba como nunca había mirado a nadie, era tanto el odio que, si las miradas matasen, su padre estaría ya a seis metros bajo tierra. Pero su padre, que ya estaba acostumbrado a tales escenitas, no iba a cambiar de opinión, para el era cada vez más difícil controlar a su hija, en parte era culpa suya, ya que como fue la única niña y la menor de sus hijos, era la consentida y no solo de él, de su abuelo también.

-Lo siento, Gretta. No hay otra opción, irás a Hogwarts. Hablaré con Dumbledore para que les mande su carta lo más pronto posible para poder ir al callejón diagon antes de que sea primero de septiembre, no hay más que decir- se llevó la pipa a sus labios por ultima vez antes de levantarse e irse a su cuarto escaleras arriba, pasaron unos segundos y se escuchó el sonido de la puerta al cerrarse.

-Enana, no te pongas así con papá. Él solo hace lo que puede desde que mamá murió y tu solo se lo haces más difícil comportándote como una niña mimada, estás a nada de cumplir los catorce años, creo que ya es tiempo de madurar- le dijo su hermano suavemente, mirándola con una cara de lastima que Gretta odió, pero en el fondo ella sabía que su hermano tenía razón. El chico de cabellos negros se levantó del suelo donde estaba sentado e igual que su padre, se fue a su habitación.

-¿Tú también vas a reprocharme algo, tete? - le preguntó a su abuelo hablándole por el apodo que ella le puso cuando era una niña.

-Oh no, cariño, claro que no- se acercó a su nieta que era la viva imagen de la que fue el amor de su vida, se sentó a su lado en el gran sillón color negro de dos plazas y le acarició su largo cabello rubio - Pero, ambos sabemos que tu padre y tu hermano tienen razón, tu padre está sufriendo, mi vida y tu le haces el trabajo difícil. Se que para ti también es difícil el despertar y ya no ver a tu madre, pero por ella es que tienes que ayudarlo, a ella no le gustaría que te comportaras de esa forma y lo sabes. Como bien dijo Alarick, es momento de madurar- el hombre mayor sintió como la muchacha empezaba a llorar, en ese momento se le estrujó el corazón, para él, el ver llorar a su nieta era la mayor de sus debilidades.

-Creo que le debo una disculpa a papá, ¿no es cierto? - preguntó Gretta mirando a su abuelo con sus ojos grises llenos de lagrimas mientras se pasaba la manga de su blusa por la nariz. '

-Si, yo creo que sí, cariño - dijo el mayor pasándole un bonito pañuelo blanco para que se limpiara los mocos causados por el llanto.

Gretta se levantó, le dio un beso en la frente a su abuelo y subió las escaleras para ir a la habitación de su padre, Gretta era tan orgullosa como hermosa, pero cuando ella se daba cuenta de que se había equivocado, ella pedía perdón y aceptaba su error. Tocó dos veces a la puerta y como nadie contestó decidió pasar. Al abrir la puerta se encontró con su papá sentado en la orilla de la cama viendo una foto enmarcada, se acercó cautelosamente y tomó asiento a su lado, lo abrazó y observó la fotografía, era una foto de él con la que en vida fue su madre, estaban cerca de un gran árbol, se abrazaban para luego voltear a la cámara y sonreír, de fondo se veía un gran castillo, el cual, dedujo Gretta, era Hogwarts. Gretta notó que le caían pequeñas gotas de agua a la foto, volteó a ver a su papá y se dio cuenta de que estaba llorando, le quitó el marco de las manos y lo abrazó, ahí fue donde el gran Gary Fawley se derrumbó, lloró tanto en los brazos de su hija, la cual en algún momento comenzó a llorar también. A ambos les hacía falta la mujer a la que más amaban, ambos sentían el mismo dolor, pero de diferente manera. A Gary le dolía tanto haber perdido al amor de su vida, la persona con la que había compartido tantos momentos a lo largo del tiempo y a Gretta le dolía el hecho de que su madre ya no estaba con ella para darle uno de sus maravillosos consejos o para jugar al quidditch juntas.

Rumors~Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora