一 COMENZÓ CON UN BRA 。

mi vecino, la cucaracha de oro.

Después de enterarme de la vida secreta que lleva mi vecino aka Cucaracha de oro, le pedí que me ayudara con el trabajo de inglés. Claramente no aceptó de inmediato, tuve que prometerle que lo acompañaría a hacer las compras las dos próximas semanas porque según él, no sabe mucho de calidad de productos.

Y dice que le gusta cocinar, já.

En fin, me ayudó y lo terminamos en media hora gracias a sus habilidades en idiomas.

Hoy desperté temprano, y por alguna razón, alegre.

No lo sé, tal vez porque es probable que tenga una buena calificación en inglés.

Me levanté de mi cama justo después de poner música para despertarse. Tomé un corto baño y me cambié con algo ligero pero lindo.

Me siento linda hoy, por alguna otra extraña razón.

Una falda jean y blusa blanca acompañados de una boina negra.

Comí algo rápidamente y ordené la sala. Después que el vecino se fue (aproximadamente 2 am), yo moría de sueño e intriga, pero más de sueño.

No logré acomodar lo faltante como mis files y documentos.

Ahora lo hago, con más tranquilidad.

Y justo llama Chaeyoung, como si fuera el momento perfecto para chismorrear.

Le comento algo de lo que pasó ayer, planeaba terminar de hacerlo cuando nos veamos. Hubiera querido ver su rostro cuando le dije que el vecino no es quien aparenta ser.

Y después de cinco minutos de conversación, me levanto para ya salir de casa en dirección a la universidad.

Caminar hasta el paradero de bus, esperar a uno, ¡qué aburrido!

Sabía lo que me esperaba, así que tuve que prepararme con bloqueador y lentes de sol, ya que cada día, el sol está peor, pero yo soy toda una profesional.

Ahora sí, abro la puerta de mi casa, y veo al vecino JungKook... ¿Usando un traje azul y parqueando un auto?

Cuántas sorpresas más tiene bajo la manga es mi mayor duda.

Lo miré de pies a cabeza en cuanto bajó de él. Parecía otra persona.

—¿Realmente es el vecino que conozco?—bromeo.

—¿Quién más sería? Te sorprendí, ¿verdad? Soy i-m-p-r-e-d-e-c-i-b-l-e —deletreó. Creo que se metió demasiado en el papel.

—¿Era necesario decirlo de esa manera? Suenas ridículo, si es que intentabas causar una buena impresión —dije. Era cierto, la noche de revelaciones de ayer le afectó o algo similar.

—Pues claro, estimada vecina. ¿Y a dónde te diriges vestida como muñeca de los 90's?—preguntó en forma de burla. ¿Qué mal le hice a este hombre?

—¿Perdón? Esto se llama estilo. Y me dirijo a estudiar, ya que yo sí tengo un propósito —respondí tratando de bajarlo de su nube. Y de alguna manera, mis ojos se dirigieron a la pantalla de mi celular. ¡Había perdido casi siete minutos conversando con la cucaracha! Ese tiempo bastaba para que yo ya esté sentada en el bus.

Rodé los ojos. —Voy tarde —dije y acomodé mis lentes para empezar a correr como si no hubiera un mañana.

—¡Espera!—exclamó. Qué extraño.

—¿Te llevo? Podrías accidentarte, sueles ser torpe.

¿Perdón?

—¿Oí bien? ¿Acaso estás ofreciéndote a llevarme a clases y te atreves a insultarme?

—Bueno, también tengo que ir a un lugar. Pero si no quieres, me da igual —dijo colocándose nuevamente sus lentes de sol. No voy a negar que se ve como una estrella. Literalmente su piel está brillando gracias al sol.

—Acepto tu oferta, por esta vez —dije.

Subí al auto. Al parecer era suyo, pero nunca antes lo había visto.

Bueno, tampoco había visto su alter-ego. Debería dejar de sorprenderme de las cosas que descubra de este hombre.

Olvidé mencionar que el auto parecía de series chaebol. Al entrar, el ambiente era otro. La fragancia que lo acompañaba era de frutos rojos o algo así.

—¿Dónde estudias? Por favor indícalo en el mapa de navegación —dijo el vecino indicando a la pantalla, después de haberla configurado para ingresar la dirección.

Él al estirar su brazo, el saco y camisa que llevaba, se remangaron levemente, dejando ver un poco de su piel. —Deberías usar bloqueador. Estos días llegaremos a 32 grados... —le dije. Su brazo de color leche, se veía casi rosado.

—Lo sé. Por eso es que te pedí que me acompañes a hacer las compras estas semanas y así podré aprender de cómo preservarme de la manera correcta —sonrió como si de un logro se tratase.

—Ajá, como digas —teclée la dirección de mi universidad en la pantallita.

—¿Columbia University? ¿Realmente estudias allí?

—¿No me veo capaz? Es sólo un intercambio, por cierto —dije. Se notaba que también lo había sorprendido. Punto para mí.

Yo también lo hice al enterarme que había aprobado para aplicar al programa. Quedé realmente estupefacta, ya que esa es una de las mejores universidades del mundo, y yo una más del montón con un sueño por delante, y grandes metas.

Tristemente no falta mucho para que esto termine.

—Creo que también me sorprendiste, vecina. Espero te vaya bien en los demás cursos menos inglés, JAJA —rió y me miró de reojo.

—Idiota. Ya estamos cerca, y mira al frente mientras manejas —le dije. Pobre belleza en la que vamos, no podría verla sufriendo un choque.

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JungKook no volvió a ver a Lisa, continuó manejando como le indicó.

Ella por su parte, ocupó el tiempo restante en revisar sus apuntes y ordenar lo restante.

Al llegar a las puertas de aquella majestuosa universidad, ella bajó del auto.

—Tal vez nos veamos más seguido por aquí. —susurró Jeon al ver a la copiloto mezclarse entre los alumnos de la entrada.

Su celular sonó.

—¿Papá?

—Sí, ya llegué.

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