sabes que si te enfureces mucho, se te caerá el cabello, ¿verdad?

597 79 10
                                    

—Ten un buen día. —finalicé sin dejarlo hablar dando una leve inclinación "formal" y me marché de vuelta con la supervisora.

Sin duda mi día está volviéndose más largo de lo que pensé...

Llegué a recepción y como era de esperar, Jennie Kim me miraba con una mirada tan seria que daba miedo... Pero creo que ya sé por qué.

—¿Se puede saber por qué tardaste tanto? —preguntó sin más.

Qué predecible.

—Me perdí un poco en el trayecto... No volverá a pasar —respondí con tono ligero para no alterarla más de lo que ya estaba, o parecía.

Ella tomó asiento en su lugar. —Espero que así sea, el almuerzo inicia en minutos.

—Entiendo... —dije en tono bajo mirando ladinamente a la entrada mientras tomaba un fólder de registro.

Cuando creí que parecía más calmada, volvió a lo de antes, subiéndome el tono de voz y sonando bastante molesta.
—¿Crees que por ser nueva, te daré permiso para salir antes? —todo casi gritando y cruzada de brazos.

¿Qué le pasaba?

—Eh... Ni siquiera pensé en eso... Sólo miré hacia una dirección —respondí sincerándome. Esta mujer sí que parecía loca.

Y sin obtener respuesta alguna, volví a lo mío, que era terminar unos escritos sobre la entrega de café... Y sí, hasta eso se registraba.

—Ve ya a almorzar —expresó la señorita Jennie tomándome por sorpresa.

Asentí un poco confundida e hice caso sin cuestionar, o era probable que cambiara de opinión.

¿No que no me dejaría ir temprano? Pero bueno, qué humor.

Escribí a mi amiga desde mi celular mientras me dirigía al cafetín de la empresa. Nuevamente con actitud tranquila... Hasta que me topé con el innombrable.

—Agh... —susurré al verlo de lado conversando con quién sabe quien.

Intenté buscar otra dirección pero era imposible, de todos modos tendría que pasar a su costado, y digamos que no quiero hacerlo.

¡Pero debía! Así que lo más rápido que pude, e intentando disimular, caminé de lado para llegar hasta la cafetería. Y sí que tuve suerte esta vez.

Rosé también estaba, algo que me tranquilizó bastante, y por eso la llamé a penas hicimos contacto visual. —Hey, amiga —dije acercándome a la mesa en la que estaba sentada.

—Hola, ¿qué tal todo con tu supervisora? —me preguntó mientras tomaba asiento a su lado y me acomodaba.

—Creo que es bipolar... —solté con un suspiro cansado.

Mi amiga carcajeó. —El mío es lindo, ¿ya lo mencioné? —respondió haciendo ojitos. Lo repetía por segunda vez.

—Sí, y estaría bien que dijeras su nombre, ¿no? —dije en tono de pregunta.

一 COMENZÓ CON UN BRA 。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora