forever young.

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—¿Él te parece guapo? —pregunté.

—¿A quién te refieres? —me cuestionó ladeando la cabeza.

—Al chico del costado.

—Te refieres a tu vecino. Mmmm, a decir verdad no, no es mi tipo. Pero por lo visto si es el tuyo —puso un rostro pervertido.

—Ya basta con eso, solo sudaba por el calor que hacía, ¿sabes? iré a bañarme. —respondí nerviosa y corrí a las escaleras para subir y poder bañarme, dejando sola a Chae en la sala.

—¡Estás nerviosaaaa! ¡sí te gusta!—gritó ella finalmente.

Quince minutos pasaron y volví a bajar las escaleras con una toalla en la cabeza y un largo vestido celeste.

—¡Qué linda! Nadie se resistiría a ti con eso.

—Qué dices, es solo uno viejo que tenía ahí guardado..

—Me olvidaba, acabé todo el helado... espero no te moleste —dijo con simpleza.

—¡¿Qué?! ¡¿Tienes idea de lo que me costó?! ¡Ahora mismo vamos a comprar más que tengo demasiada hambre!—le exclamé. Era cierto, casi nunca había descuento del sabor que me gusta.

—Primero deberías sacarte esa toalla de la cabeza, ¿no crees? —tenía razón... A veces soy olvidadiza.

—Me da igual, ¡quiero helado! —

—El minimarket está a dos cuadras, ¿deberíamos ir?

—Debemos, ahora.

Chaeyoung y yo, en medio del fuerte sol, salimos en camino en busca de helado y dulces. Noté que ahora la cucaracha no estaba en casa, ¡y no me llamen acosadora! Su motocicleta no está, y eso significa que se largó. Seguro a la mierda, donde pertenece por vago.

—¿Qué tanto piensas? —preguntó curiosa Chae, tomándome desprevenida.

—¿Ah? ¿Qué? —respondí.

—¿Qué cochinadas piensas?—recalcó.

—Nada, solo notaba que el vecino no está.

—Ah ya, eso espero.

—¿Qué te crees? Ni mi mamá me habla así.

—Ya cállate. ¿Notaste que ya llegamos? Distraída.

—Sí, lo noté.

—Entooooonces, ¿qué llevaremos?

—Lo necesario, helado, dulces, ramen, cerveza —hablé mirando la pantalla de mi celular. Ordenaría pizza para cuando regresemos a casa.

—Ya tengo todo, paguemos —dijo ella después de recorrer el lugar, y ahora tenía dos potes de helado, dos chocolates, tres sopas instantáneas, y cerveza entre sus manos. Nos acercamos a la caja.

—¿Van a comprar cerveza? ¿Son mayores de edad? —preguntó el cajero observándonos a los ojos.

—Sí, somos mayores de edad. —dije.

—Necesito ver sus carnets.

—Mmmm.

—¿Tienes el tuyo? El mío lo dejé en la casa. —susurré a Chae frente al hombre. Ella negó.

—N-no los traemos, pero sí somos mayores de edad. —expresé.

—No pueden asegurarlo sin carnet, lo siento.

—Agh, ¿es en serio? Sí somos mayores de edad, ¿qué tiene de malo?—repliqué.

—No veo sus carnets.

—¿Nos vemos tan jóvenes? Agh.

Nos alejamos de la caja molestas sin aún pagar y nos sentamos en las pequeñas mesas del lugar en espera de alguien que se mire mayor y pueda comprar la cerveza en nuestro lugar.

No pasaron más de diez minutos, un niño, una pareja de adolescentes y señor mayor entraron al minimarket. Ninguno nos beneficiaría.

—Estamos perdiendo tiempo, solo llevemos lo que se nos permite. La cerveza para otro día. —dijo Chaeyoung con tono aburrido. Asentí.

Nos pusimos de pie y aproximamos a la caja con los helados, chocolate y sopas instantáneas en mano.

—Son 25$.

—Está bien, tome.

一 COMENZÓ CON UN BRA 。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora