Han pasado trece días desde que JungKook se ofreció a llevarme. Desde ese momento, y aunque suene increíble, no hemos intercambiado más de cinco oraciones por día.
''Buenos días'', ''buenas noches'' y, ''¿ya pasó el basurero?''. Esto último casi siempre en la noche.
Como menuda vecina chismosa que soy, me metí en el papel de Sherlock Homes, y he notado un patrón singular.
Al parecer se aburrió de estar en casa y se convirtió en bichota, pues ahora lo noto salir en traje y su lujoso auto de buen aroma.
No sé qué traerá en las manos. Especulo que algo de su familia, pronto lo descubriremos, ¡en el siguiente episodio de Lisa Homes!
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—¿Lo deseas con azúcar o sin?—preguntó Kim aproximándose a la máquina de café.
—Con. Dos cucharadas y bien cargado, por favor —suspiré mientras me acomodaba en el nuevo asiento de cuero negro.
Las últimas semanas han sido un infierno. Trabajo sin parar, de aquí a allá.
El primer día en la oficina me recibieron de manera alegre con globos y confetti. Además, fui a hacer compras para decorar el lugar y me divertí mucho.
Pero al volver, ya debía iniciar mis labores de liderazgo que he ido perdiendo estos últimos años.
Poco a poco estoy tratando de acostumbrarme a esto, pero si algo sé, es que obviamente me equivoqué creyendo que ser director sería otra de muchas experiencias divertidas.
De no ser por Taehyung, estaría sucumbido en el estrés. Después de todo, él ha sido mi mano derecha. ¡Realmente agradezco que sea mi secretario! Lo conozco de años. Estudiamos juntos, y él comenzó a trabajar en el grupo Lotte gracias a mi padre.
Y de vuelta al trabajo, hoy se terminaron de revisar y firmar los formularios de los estudiantes por el departamento de recursos humanos. De suerte no es mi responsabilidad.
Por otro lado, tengo listo el discurso que brindaré pasado mañana, ¡Por fin!
Y en una semana se abrirán las puertas del futuro campo profesional de esos universitarios.
Me doy cuenta que hasta mi lenguaje se ha vuelto un poquito más formal, ¡Já, me siento fino!
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Si algo debo reconocer, es que Jeon JungKook es un mentiroso. Se suponía que iríamos a hacer compras semanalmente, y yo hice un espacio en mis días para ir.
Pero de cierta manera agradezco que no me lo haya cruzado tanto, porque renegaría más de lo que hago estos últimos días de evaluaciones.
He me aquí en la fila esperando a pagar las compras semanales, aún en duda si llevar un helado extra para compartirlo con don cucaracha trabajadora.
—Está en oferta, ¡Dos por uno! —se aproximó a mí una de las vendedoras, precisamente de la marca que estaba viendo.
—Oh, suena bien. Lo llevaré —le sonreí, y ella sacó un bote de la heladera para entregármelo. Ni modo, puede que se le enfríe la cabeza de tanto salir.
No pasó tanto hasta que llegó mi turno. Pagué y salí del supermercado de vuelta a casa pensando en cómo organizar mi tiempo en las próximas semanas, debo encontrar cierto equilibrio para no estresarme.
Al llegar al vecindario, me aproximé hacia la casa de JungKook, y qué sorpresa al ver a un apuesto chico tocando su puerta. Debo imaginar que es importante, pues también viste traje (como últimamente suelo ver al vecino).
Obviamente me entró la curiosidad de saber por qué está afuera de su casa, así que le hablé sin más.
—Buenas noches, ¿busca a alguien?—pregunté intentando hacer una voz dulce.
—Buenas noches. Sí, A Jeon JungKook. ¿De casualidad sabe si se encuentra en casa? —respondió él.
—Uhm, lo dudo. Últimamente no lo he visto mucho, lo siento —dije. Al parecer no soy la única que lo nota desaparecido.
—Oh, entiendo. Bueno, él me comunicó que llegaría en 20 minutos, pero ya pasaron 32. Esperaré aquí. Gracias por su consideración, señorita... —por más que era delicado con sus palabras, su rostro era firme. No veía más que una expresión en él.
De alguna manera me recuerda al emoji "🗿", qué hombre.
—Lalisa. Soy Lalisa —solté sin más, dedicándole una sonrisa. Por favor, siempre es necesario tener una expresión amable en el rostro.
—Señorita Lalisa, entiendo. Tenga buenas noches —hizo una pequeña reverencia y volvió a clavar su mirada en la puerta de la vivienda. A este punto, parece ser un guardaespaldas...
Y yo también volteé mi rostro hacia mi queridísima casa. Caminé entre las aceras y me adentré.
Ahora que lo pienso, tengo dos opciones para llevarle el helado a JungKook.
Número 1, dándosela al hombre cara de piedra. Número 2, esperando a que llegue.
Opté por la segunda, quedándome haciendo tareas en el balcón de mi habitación, observando cada movimiento proveniente de su casa.
¡Diez, veinte, veintidós minutos! Me duelen los ojos tan solo de ver al pobre chico parado como cuando tu ex quiere regresar contigo y tú no le haces caso... Menudos recuerdos.
Hasta que finalmente apareció el auto de JungKook. Bajó de él después de estacionarlo e intercambió algunas palabras con el hombre cara de piedra que no logré oír claramente.
Ambos ingresaron a la casa, y eso indicaba que yo haré mi acto de presencia en los siguientes minutos.
Me arreglé el pelo, amarrándolo en un moño, y envolví el helado como si un regalo de quinceañera se tratase.
En pantuflas, abrí la puerta de casa, y caminé unos segundos hasta llegar a la de JungKook.
Toqué el timbre, y esperé unos segundos hasta que él mismo abrió la puerta.
—Buenas noches vecina, ¿A qué se debe tu visita? —preguntó con una sonrisa que expresaba algo de confusión por mi presencia.
Llevaba una toalla en el cuello... Al parecer tomó un baño, ¡Y Oh, se ve muy bien en bata!
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一 COMENZÓ CON UN BRA 。
Fanfiction━━ ◜◌。꒰ lizkook ꒱ ❝ desde que aquel pesado y guapo vecino se mudó, mi vida se tornó un infierno. ❞ - capítulos cortos. - comedia. - historia cliché. - si quieres adaptar esta historia, consúltamelo.