primera (y vergonzosa) impresión.

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Aún quería mi cerveza, y durante el camino a casa la pasé mencionando a Chae que era necesario llevar una para celebrar que el vecino sexy no estaba en casa.

Ella me miraba raro, y no sé si era cuestión del destino que nos lo encontramos en la calle.

¿Cuál sería la forma adecuada de hablarle y pedirle que compre una cerveza por mí?

—Rosé, tú dile. —le dije tocándole el hombro al ver al hombre aproximarse. Acostumbro a llamarla por su segundo nombre cuando es un momento serio.

¡Este es un momento serio!

—¿Acaso yo quiero la cerveza? Dile tú. —me respondió de manera pesada.

—¿Estás loca? ¡A mí me conoce! —exclamé abriendo los ojos exageradamente—. Exactamente por eso, este sería un buen inicio para ustedes, ¿no crees?

—¿Tú crees? Lo dudo mucho, seguro me ignorará.

—¿No eres tú la que lo hace? ¡Anda!—en verdad quería hacerlo, pero sabía que esto resultaría o muy bien, o muy mal. No perdería nada intentándolo, ¿no? De todas formas él se ve mayor de edad, ¡y no tengo idea de qué año sea!

« ¡Vamos, Lalisa! .»

—Bueno... —él cada vez estaba más cerca de nosotras, tenía que hacerlo ya.

—¡Hey, hola! —saludé amablemente. Él me miró raro, llevaba auriculares y lentes de sol. Se quitó los primeros e hizo un movimiento de brazos indicando que no había entendido lo que dije.

—Hey, hola. —repetí.

—Hola, ¿te conozco?

« ¡¿Es en serio?! ¿No sabía quien era? ».

—Oh, espera. Ya sé quien eres. —dijo tocándose la frente y acomodando su cabello. Yo seguía en silencio observando a todos lados menos a él—. ¿Eres la chica que vive al lado y siempre me observa cuando lavo mi moto?—reí falsamente, ¿en verdad notó que hacía eso pero no sabía mi nombre?

—Creo que como no hay otra forma de identificarme, sí, ella misma.

—¿Qué se te ofrece?—preguntó.

—Bueno, mi amiga y yo queríamos comprar cerveza y no nos dejaron porque parecemos menores de edad..., y me preguntaba si tú podrías comprarla en mi lugar. —solté, no hubo respuesta alguna. Hasta que empezó a carcajearse.

—¿Hablas en serio? Hahahahaha. —no paraba de reírse, era irritante.

—¿Cuál es el chiste? Deja de burlarte de mí —poquito más después se detuvo y recobró la postura, por fin.

—Que decirte linda, hoy es tu día de suerte. Estoy yendo al minimarket por algo de bebida también. ¿Cuál es la que quieres?

一 COMENZÓ CON UN BRA 。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora