Capítulo 29 - "Mi otra mitad"

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De nuevo en la Tierra

Strelizia (estampida) continuaba leyendo las lecturas de fuentes de calor y abanzando directa hacia su objetivo. Desde que había llegado a la Tierra no había tenido la necesidad de entrar en combate de nuevo con ningún robot o criatura de VIRM, lo cual indicaba que todo iba viento en vela, si todo seguía como hasta el momento en un par de horas habría llegado a su destino, e incluso menos si tenía suerte.

Nave central 13

Goro volvió la vista hacia su compañera, quién mantenía la mirada fija en la mano abierta de Zorome, siguiendo su ejemplo mantuvo la vista en su mano durante un par de segundos hasta que, extrañado frunció el ceño.

- ¿Qué sucede, Miku?

Miku no respondió, simplemente se mantuvo quieta, con la vista puesta en su objetivo y pestañeando únicamente cuando sus párpados y ojos se lo pedían. Pasaron dos minutos y la situación seguía siendo la misma. Goro, quién ya comenzaba a pensar que su compañera había perdido la cabeza después de la trágica muerte de Zorome, giró su cuerpo hacia Miku pero, en el último segundo pudo ver de forma fugaz como Zorome, efectivamente realizaba un movimiento (por leve que este llegara a ser) y se detuvo a contemplar el cuerpo de su amigo. Pasaron dieciséis minutos hasta que por fin Zorome comenzó a parpadear casi sin fuerzas. Cinco minutos más tarde por fin abrió los ojos.

- C-chicos... ¿D-dónde estamos...? - preguntó aturdido

- ¿Es que no lo recuerdas? - le preguntó Miku con lágrimas en los ojos

- ¿Recordar...?¿El qué...?

Miku cerró los ojos con fuerza y conteniendo las lágrimas se abalanzó sobre su compañero dándole un fuerte abrazo.

- (ahogándose) Ay... Miku... S-sueltame, q-que me ahogas... - suplicó Zorome casi sin energías - ¿Q-qué demonios te pasa...?

Miku ignoró por completo las súplicas de su amigo y continuó con el abrazo incluso aumentando la intensidad de este. Goro, un par de metros a su lado, contemplaba la escena con una sonrisa y lágrimas de felicidad resbalando por sus mejillas. Unos instantes después de contemplar a la pareja se percató de la falta de Ichigo.

- Oye, chicos - ambos le miraron - me voy a buscar a Ichigo, Miku, te dejo a cargo de Zorome

Y con un ademán de despedida se alejó perdiéndose en la oscuridad del pasillo. Zorome, mientras tanto, estiraba el brazo en dirección por dónde Goro se había marchado y suplicaba piedad por parte de su compañera, y el regreso de "su salvador" . Miku, quién sintió unas terribles ganas de golpearlo por lo que acababa de decir, únicamente aumentó la fuerza del abrazo provocando que Zorome dejase escapar un aullido con voz de pito.

- ¡AYYYYYYYYYYY, QUE ME MATA!

Miku cesó el agarre y Zorome se agarró al palo que tenía a su derecha para evitar caerse al suelo. Segundos más tarde volvió en sí y analizó el palo que estaba agarrando, con los ojos y boca abiertos de par en par lo observó de arriba a abajo y finalmente se fijó en la bolsa de sangre que iba conectada a su cuerpo. Tras pestañear un par de veces confuso soltó un grito de histeria al darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

- ¿QUEEEEEEEEEEE? - Zorome miró el cable que estaba conectado a su torso y el que estaba conectado a su brazo y se quedó paralizado.

Miku le miró fijamente y comenzó a pegar patadas de la risa. Zorome, que se había sonrojado, comenzó a gritar

- ¡N-no te rías, no tiene gracia!

- ¡...P-perdón...! - balbuceó a duras penas mientras luchaba por contener las ganas de seguir riéndose.

Zorome, quién seguía sonrojado, apartó la mirada para evitar que Miku viera su rostro.

- Bueno... ¿Q-qué ha sucedido?

Miku perdió las ganas de reírse y miró a Zorome seriamente, quién trato saliva por la tensión del momento.

- Han capturado a Hiro y bueno... Tú casi... Mueres...

Zorome perdió el color del rostro - m-morir...- se miró las manos y su vista comenzó a ver de forma borrosa. Acto seguido se levantó apoyándose en el aparato que le suministraba sangre y comenzó a tambalearse mientras intentaba caminar.

- ¡Alto! ¿Qué se supone que estás haciendo? - Miku trató de detenerlo

- Si lo que dices es cierto... Eso significa que ahí afuera lo están pasando incluso peor... Tengo que hacer algo por ayudarles... Sin mí, están perdidos

El rostro de Miku cambió por completo, de preocupación pasó velozmente a odio e irritación.

- Acabas de despertar y vuelves a ser el mismo insoportable de siempre.

Pasándose el dedo índice por debajo de la nariz Zorome sonrió de un modo que hizo que Miku retrocediese hacia atrás con una mueca de asco en su rostro.

- ¿Qué puedo decir? Jejeje...

- (la verdad es que podrías ser un poco menos prepotente) - susurró Miku en bajo

- ¿¡¿C-cómo dices?!? - Zorome estaba que echaba humo

- No no, nada - Miku agitó la mano restándole importancia, pero esto solo hizo que Zorome se pícara aún más

Al cabo de unos segundos ambos dejaron  de poner muecas y contemplaron el suelo en total silencio. Ninguno de ellos sabía que decir o que hacer. Miku se encogió de hombros y cruzó de brazos. Zorome, en su lugar, se apoyaba con una de las manos en el aparato y la otra la mantenía guardada en uno de los bolsillos de su traje. Por unos instantes ambos levantaron sus vistas y ambas miradas entraron en contacto, provocando que ambos se sonrojasen y miraran a otro lado instantáneamente. Miku fue la primera en hablar.

- Creí que te ibas a morir...

- [...] - Zorome clavó aún más la mirada en el suelo

- Por un momento...

- Siento haberte preocupado así... Te prometo que no volverá a suceder

Miku levantó la vista y contempló el rostro sonrojado de su compañero, sus palabras habían sonado totalmente sinceras, y el tono de prepotencia típico en su voz había desaparecido. Su corazón comenzó a latir despacio pero con mayor intensidad y en su estómago sintió un hormigueo que al cabo de unos segundos recorrió todo su cuerpo.

Miku volvió a cruzarse de brazos y desvío la mirada a otro lado. Sus mejillas estaban más rojas que nunca. Zorome apartó la mirada del suelo y la condujo hasta el rostro de Miku.

- Oye Miku, estás...

- ¡Y-ya lo sé idiota! - el grito de Miku resonó en el pasillo un par de veces - ¡no hace falta que me lo digas!

Zorome respiró profundamente y comenzó a caminar lentamente hacia su compañera, quién, al cabo de un rato se percato de ello y retrocedió hacia atrás. Una vez en frente suya, Zorome se detuvo y la analizó de arriba a abajo.

- ¿Q-qué haces tonto? Tienes que descansar...

Ignorando por completo sus palabras, Zorome se soltó del aparato y abrazó a Miku. Esta sorprendida comenzó a balbucear.

- Z-zorome, q-qué estás...

Al contemplar el rostro de su compañero con lágrimas, esta dejó de hablar y aguantó las ganas de ponerse también a llorar. En ese instante Miku comprendió a que se habían debido las cosquillas que había sentido hacía un rato. En su mente aparecieron miles de recuerdos con el rostro de Zorome, en unos lloraba, en otros reía y en otros se enfadaba. A medida que estos iban viniendo y posteriormente desapareciendo, el hormigueo volvió a aparecer y esta vez, aumentando de intensidad. Estaba enamorada de Zorome.

Zero Two & Hiro - Juntos Hasta El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora