Una misma moneda

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CAPÍTULO 1, PARTE 2

"Cero, uno, uno, dos, tres, cinco, ocho, trece" la serie de números se repetía en su cabeza una vez más mientras se mantenía oculto entre las sábanas de su cama.

El corazón le latía a mil por hora luego de la carrera que había pegado desde la biblioteca hasta la oscuridad de su dormitorio ¿Por qué estaba ahí? Se suponía que Malfoy estaría en Francia con su madre ¿verdad? Eso era lo último que había escuchado de él.

"veintiuno, treinta y cuatro, cincuenta y cinco" continuó intentando alejar cualquier otro pensamiento de su cabeza.

No podía, solo era capaz de pensar que Draco Malfoy estaba en el castillo, que Draco Malfoy técnicamente compartiría asignaturas con él, que Draco Malfoy lucía pálido y delgado, y frágil.

"ochenta y nueve, ciento cuarenta y cuatro"

La presencia del Malfoy no habría sido demasiado importante en otro punto de su vida. Pero con él rondando el castillo, Harry no iba a ser capaz de relajarse y distenderse como había planeado. No era solo por la rivalidad que habían adoptado desde que habían posado ojos el uno en el otro. No, la real razón era que Draco Malfoy era un recordatorio andante de cosas que Harry quería dejar de lado y su aspecto enfermizo no contribuía.

"doscientos treinta y tres, trecientos setenta y siete..."

Malfoy era el recuerdo, de la guerra,

"... seiscientos diez..."

del Harry héroe,

"...novecientos ochenta y siete..."

del Harry que había fallado.

"...mil quinientos noventa y ocho"

-¡Mierda!- gritó mordiendo las sábanas lleno de frustración. Casi extrañó el respingo temeroso que Ginny solía dar en aquellos momentos.

Ginny, el estómago se le contrajo.

Buscó su varita entre los pliegues de la túnica, que no se había dado la molestia de sacarse antes de meterse a la cama. Cuando sus dedos dieron con ella, sintió el amable y acostumbrado cosquilleo, aunque últimamente comenzaba a parecerse más a una chispa de electricidad. Se detuvo un momento a apreciarla, al acebo aún brillaba como el primer día en que le había visto en la tienda de Ollivanders. Era preciosa. No pudo evitar pensar entonces, que el brillo oscuro de la varita en su bolsillo izquierdo era también muy bonito, pero se obligó a desechar la idea rápidamente.

-Accio sueño sin sueños- el frasco voló rápidamente hacia sus manos.

Repitió la acción para el filtro somnífero. Quería que el tiempo pasara, quería que el tiempo pasara rápido. Quería despertar en un momento de su vida que fuese mejor, cualquiera. Podían despertarlo en 80 años si era necesario.

Sin rastro de duda en su mente Harry consumió ambas pociones. Vale, no iba a dormir 80 años, se daría licencia de dormir un par de días, se daría permiso de podrirse en aquella habitación una semana. Cumplido ese tiempo, se obligaría a si mismo a levantarse y se diría frente al espejo que era capaz de hacerlo, que era capaz de seguir adelante, que era Harry Potter y Harry Potter tenía un futuro brillante por delante, Harry Potter que destinado a la gloria eterna.

El problema era que el chico entre esas sábanas no se sentía ni un poco como aquel Harry Potter, la guerra había acabado con el niño-que-vivió y había dejado al niño de la alacena bajo las escaleras del número cuatro de Privett Drive. Ese niño que ahora se ocultaba entre las mantas esperando que el sueño se lo llevara.

Not Just Boys [Drarry || Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora