La familia es primero

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CAPÍTULO 16, PARTE 2.

Cuando finalmente Harry se separó, un reflejo nervioso cruzó el campo de lirios. Draco se quedó ahí, muy quieto, demasiado asustado de que aquello hubiese sido solo una alucinación o solo otro episodio en su larga lista de sueños. Comenzó a prepararse mentalmente para la sensación de caída libre que precedería su inesperado despertar, pero la sensación jamás llegó. En su lugar, sintió que el corazón se le iba a salir del pecho y estaba seguro de que el adormecimiento de sus pies ya no era por culpa de haber verificado el hechizo de protección. Estaba ahí, estático, sintiendo el calor en su mano y el aroma a avellanas que despedía Potter.

-¿Duele? -preguntó Harry en un susurro palpando su pecho.

-No -respondió atajando su mano-, pero no lo presiones.

Se distanciaron lentamente, los ojos de Draco rehuían a Harry quien ahora comenzaba a maldecirse por seguir sus impulsos.

-Potter, tus pensamientos son ruidosos -le regañó el rubio-. Quédate tranquilo, no besas mal.

Harry iba a responder que aquello difícilmente se podría categorizar como un beso, apenas y le había rozado por miedo a desencadenar un ataque de pánico. Sin embargo, justo en aquel momento Kreacher apareció en la habitación para informarles que Teddy había despertado.

Habían sido 20 minutos de siesta pero suficiente como para reponer la energía demandante del infante. Pasaron una hora con él en el salón, intentando enseñarle nuevas palabras. Harry estaba frustrado porque cada vez que lo intentaba Teddy se distraía buscando algo con lo que jugar, pero a Draco parecía ponerle mucha atención por lo que el rubio había conseguido sacarle dos palabras nuevas a partir de los juguetes del niño: gato y vaca.

Cuando dieron las seis con cuarenta y cinco ambos chicos comenzaron a impacientarse, el hechizo en cabeza de puerco se desvanecerá a las siete y Andrómeda aún no llegaba.

-Será mejor que comience a buscar las cosas, así estaremos preparados para cuando llegue- dijo Draco parándose a buscar el bolso de Teddy y su propio abrigo. Diez minutos más y aún no había señales de la bruja. Harry daba vueltas por la habitación, Andrómeda sabía muy bien que Draco debía estar de vuelta en Hogsmade a las siete y se caracterizaba por ser una mujer muy puntual.

-Estoy preocupado- susurró para que Teddy no lo escuchara.

-Tranquilízate, solo viene algo atrasada. Escucha, iré a cabeza de puerco porque no puedo tener problemas con el ministerio. Te esperaré ahí. Despídeme de mi tía y dale un feliz cumpleaños de mi parte ¿vale?- Harry asintió aún queriendo morderse las uñas.

Tenía un mal presentimiento asentado en el estómago y, aunque no se jactaba de sus habilidades de adivinación, tampoco podía decir que sus presentimientos eran siempre erróneos.

-Ven aquí pequeñajo, despídete de mi- dijo Draco alzando al pequeño que inmediatamente frunció el ceño.

-¡No Daco! Agy Daco aquí- gruño, rápidamente los cabellos de Teddy pasaron del azabache al rubio platinado, aunque sus ojos permanecieron con el brillo del esmeralda cálido. 

-Teddy, Draco tiene que irse -explicó Harry- vendrá a jugar otro día, lo prometo.

-¡NO!- gritó el pequeño abrazando al rubio -No va- se quejó con las lagrimas ya acumuladas en sus pequeños ojos.

-Dámelo, no se quedará tranquilo por un buen rato.

-¿Seguro? No quiero dejarle así...

-Es como dijo Andrómeda, esta más apegado porque no me ha visto en mucho tiempo. Déjamelo, me asegurare de tranquilizarlo, tienes que irte a cabeza de puerco -algo receloso Draco cedió y le entregó al pequeño que luchaba por aferrarse a su camisa.

Not Just Boys [Drarry || Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora