ღ Capítulo 1 ღ

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La tarde comenzaba a ser movida para el comisario, la entrada de tres jóvenes arrestados, escoltados por dos agentes, llamó su atención. Se veían pequeños, el mayor tendría como máximo 15 años, y el más pequeño unos 9 tal vez. Sus ropas se veían gastadas, aunque limpias, y en sus rostros era evidente la vergüenza y el arrepentimiento. Les siguió hasta la sala de interrogatorios por petición de uno de los agentes que les llevaban, mientras le comentaban al comisario que debían esperar a alguno de los padres de estos chicos, ya que por ser menores de edad no podían pagar ante la ley por sus actos. Viktor sintió rabia en su interior, un ardor fulguró en su pecho pensando qué clase de padres irresponsables les habían criado de esa manera, estaba evidentemente molesto.

Al interior de la sala de interrogatorios, ninguno de los 3 jóvenes soltó una palabra, el menor de ellos tenía los ojos aguados de miedo por la situación y el lugar donde se hallaban. A Viktor le hubiese gustado calmar al pequeño, pero no supo como proceder, no tenía idea de qué manera hacerlo, por lo que se limitó simplemente a quedarse en silencio y observar desde su posición el movimiento de los agentes que revoloteaban a la espera de los progenitores de aquellos niños.

Tras media hora de espera, le fue posible ver a Conway caminando hasta ellos acompañado de un hombre curiosamente vestido, sus ropas eran coloridas, y su pelo en forma de cresta color azul lo dejaron fuera de su zona de comfort. ¿Era ese el padre de los niños? Su enojo creció al verlo caminando hasta la sala de interrogatorios. La mirada del de cresta reflejaba nerviosismo, vergüenza y decepción. Volkov indignado pensó para sí mismo, "cómo se atreve a avergonzarse ahora, luego de criar tan mal a sus hijos! Qué imbécil más grande!"

Al ingresar este hombre a la sala de interrogatorios, pasó por su lado y le dedicó una diminuta sonrisa incómoda al comisario, pero Viktor, en su enojo, se limitó a mirarle de la manera más dura y seria posible, haciendo que el de crestas se encogiera en sí mismo. Los tres jóvenes levantaron la mirada al verle entrar, sus ojos avergonzados y brillantes hablaron lo que sus bocas no hicieron desde que fueron ingresados a la comisaría.-¿Es usted Horacio Pérez?- Preguntó uno de los agentes que había arrestado a los jóvenes.

-Sí, soy yo- dijo el nombrado, con voz suave -¿Qué fue lo que pasó?- preguntó el mismo en dirección tanto a los niños como a los agentes.-pues les encontramos robando en una tienda del centro comercial-Decepcionado, el peliazul hizo una mueca. El más pequeño de los tres niños soltó en un grito desesperado hacia Horacio -Queríamos hacerte un regalo! La semana que viene es tu cumpleaños y no tenemos el dinero suficiente para darte nada!- Ya a este punto era difícil entender lo que el pequeño decía con sus sollozos cortando cada palabra que verbalizaba.

-Tú siempre nos regalas cosas y nos cuidas, solo queríamos darte algo a cambio- soltó el del medio. Seguido por las palabras del mayor de los 3 -tú eres el único que nos quiere de verdad, el único que nos cuida y nos apoya, no como nuestros padres, que sólo saben hacernos daño!- Esto último, siendo soltado con desprecio por su boca. La mente de Viktor quedó en completo silencio, su estómago se encogió y su respiración abruptamente se cortó. ¿No era este hombre el padre de los niños? ¿Por qué está acá si no son nada?

La situación no tenía sentido alguno, y a juzgar por los rostros de todos los presentes, no era el único que pensaba así.Horacio soltó suavemente, en voz baja, la petición de hablar afuera de la sala un momento, adelantándose a lo que podrían decir los agentes y autoridades. Sin entender nada, salieron al pasillo, Horacio, el superintendente, Viktor, y uno de los agentes, dejando al otro agente a cargo de los pequeños donde estaban. -¿Por qué coño estos niños nos dieron tu número si no eres su padre?- espetó Conway confundido y molesto. El hombre en cuestión sólo se animó a soltar un suspiro cargado de sentimientos, y a decir -soy profesor de Julián, el más pequeño. No voy a entrar en detalles, lo único que deben saber es que he estado tratando de cuidar de ellos debido a la ausencia de padres responsables, y me haré cargo de esto también- hizo una mueca nuevamente, y con nerviosismo dijo -pasaré la noche en el calabozo y pagaré la multa, lo que sea necesario, pero déjenlos ir ya.- Su voz sonaba un poco quebrada, una mezcla entre miedo y pena se notaba en ella.

Conway asintió ante las palabras de Horacio, aceptando tanto la explicación como la 'solución', se dirigieron entonces de vuelta a la sala de interrogatorios. -Déjenlos ir- dijo secamente el superintendente al agente que estaba dentro, -y esposen a Horacio-


Volkacio AU - Teach me how to loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora