2. Una extraña sensación.

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Mattew estaba tan atónito por el golpe e inconscientemente dio un paso atrás. ¿Esta mujer está loca? Con su lengua masajeó su pómulo interno, si bien el golpe no había tenido gran impacto, la actitud de la mujer frente a él si que lo aturdió.

— Tú de verdad debiste perder la cabeza. Siempre sospeche de tu demencia, pero no creí que a tal grado.

— Deja de llamarme loca, maldito imbécil.

Cansado de la interminable letanía de agravios a su persona, dio media vuelta dispuesto a ignorar a esa mujer con la que claramente no podría llevarse bien ni siquiera volviendo a nacer. La acción enfureció más a Aline.

— ¿A dónde vas?

— No quiero seguir escuchando tonterías, nos vemos.

— Déjalos tranquilos. Deberías preocuparte por tu hija en lugar de buscar fruta ajena.

Aline no conocía en persona a la hija de Mattew pese a todos los años que tenían de conocerse, simplemente no le importaba en lo más mínimo la vida de ese sujeto, sin embargo aún así la mencionó a sabiendas que eso le devolvería la atención. Lo que la señorita Thompson no había previsto, era que ese hombre se volvería como una pantera negra dispuesta a devorar a su presa. Mattew por su lado, sujetó firmemente la esbelta cintura atrayéndola a escasos centímetros.

— En primera; no vuelvas a mencionar a mi hija. En segunda; según tú ¿Qué es lo que pretendo?

La cercanía hizo que Aline pudiese sentir la calurosa respiración de su contrincante golpeándole la nariz. Una extraña sensación recorrido su cuerpo, de pies a cabeza.

— Estás enamorado de Carol, la mujer de tu mejor amigo. Me basta con ver como la miras que le dedicas, hablas a solas con ella ¿La soltería comienza a causarte estragos?— Mencionó con una sonrisa burlona, la cual se esfumaría debido a las siguientes palabras de Mattew.

— Mejor solo que estar con un témpano de hielo como tú. Peor aún ¿Eres frígida? eso explicaría siempre tu mal humor.

Aline siempre respondía a las agresiones de Mattew, era un juego entre ellos para ver quién tiraba más fuerte el otro extremo de la cuerda, no obstante hoy parecía ser la excepción.

 Extrañado por el repentino silencio, sus ojos estudiaron con detalle el rostro de la mujer frente a él, su semblante reflejaba dolor, tristeza y una silenciosa desesperación ¿Es esta la Aline que conozco?

— ¡Me largo!

El menudo cuerpo se deslizó del agarre dejándolo con un amargo sabor de boca y una sensación de vacío. Antes de poder pensar en que decir o hacer, ya se encontraba tirando de la mano ajena, solo para unir su boca a la de ella. Apenas el rose de labios entró en acción, una llama parecía encenderse sin que ninguno lo notara. Aline se sobresalto por lo que estaba ocurriendo, sin embargo no se alejó, todo lo contrario. Abriendo la boca le permitió a Mattew adentrarse hasta jugar con su húmeda lengua, ambas respiraciones se aceleraron gradualmente llevándolos a una excitación que no habían planeado.

— ¡Maldición!—  Mattew se separó repentinamente empujando a la chica de los hombros sin llegar a ser brusco.

El pecho de Aline subía y bajaba. Aturdida, bajó la mirada encontrándose con una prominente erección. Nunca se imaginó desde que conoció a Mattew Roussel besarlo o dejarse besar por él, ahora que lo había hecho no sabía como reaccionar. Sin decir nada más, Aline corrió al interior de la casa.

— ¿Estás bien? ¿Qué ocurre?—  Preguntó Carolina preocupada al ver a su amiga, temía que ambas personas hubiesen tenido una nueva confrontación.

— Nada. Lo siento, debo irme ya.

Rápidamente se despidió de sus amigos alejándose de ese hombre lo más rápido posible.

Aline abandonó la escena dejando en el jardín a un Mattew cachondo.

— No soy un jodido adolescente, y aun así yo...

Mattew tuvo que esperar a que su "amiguito" se calmara, cosa que fue bastante difícil debido a que constantemente recordaba lo ocurrido. Después de un tiempo Abraham comenzaba a preocuparse por lo que fue en su búsqueda, al encontrarlo golpeó su espalda.

— Ahí estás ¿Qué ocurrió esta vez? ¡SANTA MADRE! ¿ESO ES UNA ERECCION?

— Por el amor de Dios Abraham, puedes cerrar la puta boca. No es nada gracioso.

— Perdón pero para mi si lo es ¿Qué fue lo que ustedes dos hicieron en mi jardín?

Mattew chasqueo la lengua por un momento—No ocurrió nada.

— Amigo mío. Nos conocemos de muchos años, sé como reaccionan las mujeres a tu alrededor, no olvides que juntos íbamos a ciertos clubes.

Era verdad. Abraham y Mattew fueron amigos de "parranda". En realidad fue Matt quien le mostró el mundo swinger a su ahora monógamo colega.

—No fue nada, simplemente creo que esa mujer y yo somos agua y aceite, sinceramente no entiendo como Carol y ella pueden ser amigas. Aline es tan... Fría.

Abraham estalló a carcajadas en cuanto escuchó aquello.

—El hecho que no la conozcas, te da una idea equivocada de ella, enterate que esa "mujer fría" como la llamas, frecuenta el mismo ambiente del cual alguna vez fui miembro.

—¿Me estás jodiendo?

La boca de Mattew se abrió ante la sorpresa. Nunca imaginó escuchar aquello, aunque sinceramente después de un beso tan ardiente, le demostraba que quizá se estaba equivocando. La noche continuó hasta que la hora de volver a casa llegó, en su cama y sin proponerlo, soñó con ese par de labios carmesí que le movieron mucho más que el piso.

—¡Síííí! No pares... Más... Más...

Una serie de jadeos llenaron la pequeña estancia, mientras una cabellera rubia se pegaba a la frente de su propietaria debido al sudor. Después de un tiempo el éxtasis llegó dejándola como en un nube.

— Hoy estabas más animada de lo usual ¿paso algo bueno?- cuestionó con curiosidad su compañero sexual.

Aline arrugó su frente debido a la pregunta, lo cierto es que ante lo ocurrido en casa de sus amigos, se sentía deseosa, motivo por el cual manejó directo a "Delight " un bar exclusivo en dónde podía encontrar el modo se desahogar sus deseos. El hombre ante ella no era un desconocido, no podía considerar a Joel como amigo, pero si un conocido que llego a su vida a una muy corta edad.

— Nada nuevo.—  Respondió de tajo.

Joel no parecía estar muy conforme con la respuesta. Encendiendo un cigarrillo, dio una calada antes de continuar con su charla pos coito.

— Escuche que tu padre está tras un gordo proyecto con el cenador ¿Piensas seguir con sus absurdas órdenes?

— ¡Ajá!

— ¿Sabes lo que dicen de ti? Aline por favor.

El chico pareció frustrado por la poca importa que le daba al asunto, en cambio ella simplemente lo ignoró vistiéndose rápidamente. La idea era ir a aquel lugar en busca de satisfacción sexual, así que no tenía caso postergar su estadía.

—Me voy primeros, hasta la próxima.

Dejando un beso en la mejilla ajena terminó por abandonar el bar.

¿Qué saben ellos? La gente habla y juzga por el simple hecho de tener lengua. Nadie me conoce y aún así se atreven a destrozarme con su asquerosa y viperina boca.

Sus pensamientos le acompañaron en todo el camino hasta llegar a su departamento. En el interior el gélido silencio la estremeció, al final rentar no era tan mala idea.

Bajo la máscara IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora