22. Todo vuelve a su sitio.

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Despertar nunca había sido tan difícil para Aline quién normalmente lo hacía con el propósito de librarse de su peor mal, sin embargo a diferencia de antes ahora no tenía nada por lo que debía aguantar.

Matthew por su lado ya había preparado todo para recoger las cenizas de aquel pequeño a quién le hubiese gustado conocer; preocupado y ansioso fue a la habitación principal dando un par de suaves toques antes de entrar por si mismo.

—¡Buenos días!— mencionó sentándose en el  extremo vacío de la cama.

—¡Hola! ¿Cómo te fue anoche?— Aline no pudo evitar preguntar mientras seguía acostada.

—Si te refieres al noviecito; supongo que en algún momento pasaría ya que Marissa es una mujer, pero siendo sincero es algo ¡Naaah! Extraño.

Aline sonrió al ver ese lado tipo papá celoso en Matthew.

—Ella se ve feliz.

—Me alegra ver a mi hija con una sonrisa en los labios así que si ese chico le hace bien ¿Quién soy yo para oponerse? Eso sí, si la veo llorar entonces se las verá conmigo— Matt dramatizo apretando el puño, sin embargo al darse cuenta del decaído rostro de la chica suspiro tomando su mano— ¿Tú cómo estás? Hablé con el oficial a cargo del caso y pueden entregarnos los restos de Dylan hoy mismo.

—Estoy bien, tomaré una ducha para poder ir de inmediato.

Aline se levantó yendo al cuarto de baño sin decir nada más, estaba claro para Matthew que Aline no estaba para nada bien. La rubia había tomado los últimos sucesos con aparente calma y eso le preocupaba en demasía ya que en algún momento tenía que explotar. Decidido y sin importar que él ya había tomado un baño se desvistió siguiendo los pasos de la chica la cuál estaba debajo del chorro de agua sin moverse siquiera.

—Déjame ayudarte.

La voz sobresalto a Aline debido a lo inmensa en sus pensamientos, pero al encontrar a Matt simplemente asintió.

—Eres demasiado vigoroso Rousell— espetó Aline un poco burlona mirando la entrepierna del hombre.

—Aunque no puedo negarlo, no podría hacerte nada ahora. Tu herida aún podría abrirse así que debes tener mucho cuidado.

Escuchar el tema de la herida hizo que la rubia llevara sus dedos a la zona inflamada.

Matthew lavó la rubia y larga cabellera con facilidad ganándose un par de preguntas por parte de Aline debido a la facilidad con la que lo hacía.

—Cuándo Marissa era pequeña la bañé un par de veces. Marie nunca estaba en casa, ella prefería ir detrás de lo que siempre le ha importado y eso es el dinero.

—¡Perra bruja!— Aline no ocultó el desprecio por esa persona.

—En ese entonces yo era un simple asalariado con visión, pero el empleado de alguien más al final. Solo un par de años después el dueño de la empresa para la que trabajaba comenzó a vender sus acciones a lo que utilicé todo recurso que tenía disponible para comprar solo unas pocas hasta que poco a poco adquirí la compañía completa.

—Eso debió bastar para esa mujer ¿Por qué te divorciaste?

—Mi esfuerzo y trabajo nunca fue suficiente para ella. Hace algún tiempo te dije que tenía dinero, pero no soy millonario como Abraham. Vamos a lavar tu herida.

Matthew retiró con cuidado la gasa para poder lavar con cuidado. Aline nunca se imaginó que escucharía de la historia de Matt en plena ducha, sin embrago lo agradecía.

—¿Rojita sabe de esto?

—Marissa no es tonta. Una vez me divorcie ella debía permanecer con su madre y aunque la custodia era compartida vivió con Marie la mayor parte del tiempo así que por ella mismo descubrió cosas.

—¿Amaste a esa mujer?

La repentina pregunta hizo que Matthew arrugada la frente; antes de responder envolvió el pálido cuerpo en la bata de baño para guiarla de vuelta a la habitación.

—Roussell ¿Esa persona fue importante para mí?

—Marie fue más bien como una ilusión de juventud. Ella y yo nos conocimos en la preparatoria y quedó embarazada cuando apenas y teníamos dieciocho. No podía simplemente dejarla a su suerte así que le pedí matrimonio.

Aline no volvió a preguntar, lo que acababa de escuchar aclaraba las cosas sin necesidad de más detalles. Matthew ayudó a la rubia a ponerse ropa interior antes de curar la herida. Tras quedar vestidos por completo fueron al comedor en dónde Marissa colocaba el servicio.

—Aline. Que alegría tenerte de vuelta en casa.

—Gracias linda yo también estoy muy contenta de verte.

Los tres tomaron el desayuno aprovechando la oportunidad para contarle a Marissa un par de cosas como; la confesión de Matthew, el hijo de Aline y la pérdida de su segundo embarazo, estos dos últimos sorprendieron a Marisa demasiado, no obstante lo siguiente la mantuvo en silencio y es que enterarse de que su madre no solo tenía un amorío con el padrastro de Aline si no que con su ayuda aquel hombre la había lastimado era algo totalmente impensable.

—Entonces ¿Piensan ir por las cenizas de tu hijo? Yo... Lo siento Aline.

—Rojita no tienes nada de lo cuál disculparte.

Aunque así fuera Marissa no pudo evitarlo. En algún punto de la plática el teléfono de Matthew sonó.

—Ustedes sigan hablando ya vuelvo— respondiendo se alejó a la sala.

—¿Qué pasará con mi madre?

Aline se sentía mal por Marissa al verla tan angustiada y triste, sin embargo no podía hacer nada más que consolarla.

—Ella hizo las cosas mal linda y necesita tener un castigo.

—Lo sé—Marissa asintió.

Matthew regresó con un semblante serio lo que asustó un poco a las chicas presentes.

—¿Qué ocurre? Rousell habla.

—Llamó la policía, Roger...

—¿Se escapó?— Aline se levantó tan abruptamente que tuvo que presionar su costado debido al dolor.

—¡No! Ese tipo fue... Parece que dentro de prisión se enteraron que estaba ahí por varios delitos entre ellos violación.

Ni Aline no Marissa comprendieron hasta que Matthew prosiguió.

—Ellos sometieron a Roger, parece que no pudo soportar lo que le hicieron y se quitó la vida.

Marissa hizo un chillido de sorpresa en cambio Aline no pareció mortificada.

—Todos en este mundo tienen lo que merecen. Gracias por el desayuno iré por mi bolso para ir por Dylan.

Aline se alejó siendo seguida por la mirada de padre e hija. Al volver la joven se había marchado a la universidad y Matt la esperaba.

—Vamonos.

Sin tocar de nuevo el tema de aquí hombre llegaron a la policía. Con los trámites necesarios la urna con las pocas cenizas restantes le fueron entregadas a la madre y con ello nuevas noticias.

—Señora Thompson, debido a la investigación encontramos un par de cosas que nos llamaron la atención.

—¿Qué cosas?

—Dentro de las propiedades de su padrastro encontramos que tiene a su nombre un hospital psiquiátrico a las afueras de Manhattan.

Escuchar aquello intrigó a la pareja.

—¿Qué haría Roger con un situó de esos?

—lo mismo nos preguntábamos hasta que mis hombres fueron al lugar, en ese lugar había un único paciente.

El oficial sacó de uno de los cajones una fotografía de una mujer mayor con la mirada ausente.

—¿Conoce a esta mujer?

Aline abrió los ojos a la vez que presionaba entre sus manos la urna.

—Es mi madre.

Bajo la máscara IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora