Capítulo dedicado a: CelinaMirandaMiranda ¡Mil gracias por tu apoyo!
La tensión era prácticamente palpable. Aline trató de liberar sus muñecas de ambos agarres, pero uno presionaba más que el otro a cada segundo.
—¿Pueden soltarme?
—Pastelito...— el tono de voz de Horacio era lamentable y suplicante a la mujer que había dejado ir.
—No vuelvas a llamarla así en mi presencia.
Matthew trataba de mantener la calma, pero sus dientes rechinaban por una rabia de la cual su origen ya no le era desconociendo.
—¡Basta los dos! Horacio lárgate ya, divorciado o casado, nada tiene que ver conmigo.
—¡Cásate conmigo!
La propuesta dejó a Aline en blanco y no porque no hubiera esperado esa petición hace muchos años, si no porque ahora le parecía una ofensa. Dispuesta a mandarle al demonio abrió la boca de la cual no salió ninguna palabra debido a la inesperada acción de Matthew.
Matthew Rousell se abalanzó dejando a su oponente debajo de él mientras golpeaba su pómulo una y otra vez, probablemente se había vuelto loco así que actuó olvidando en dónde de encontraba.
—Eres un imbécil... ¿La amas? Si fuera así jamás la habrías lastimado... ¿Matrimonio? Eso no lo voy a permitir.
El rostro de Matthew ardió debido a la ira incapaz de controlarse hasta que un par de manos lo detuvieron.
—¿Estás loco? Eres un accionistas de esta empresa ¿Qué pasa con la imagen que das? Tu no eres así— Abraham sostuvo con fuerza a su descontrolado amigo con ayuda de un guardía.
—¿Por qué te importa tanto? Aline necesita de un hombre que la haga olvidar ¿Creés que eres ese hombre?— cuestionó Horacio lleno de burla.
—¿Por qué no? Estoy seguro que ella necesita muchas cosas y no solo un idiota que solo piensa en tirarsela cuando quiera. Ella es una mujer que tiene derecho a ser la primera y la única, no la segunda opción de nadie.
Aline no podía creer lo que escuchaba, oír a Matthew defenderla y hablar de ella de ese modo la tomó por sorpresa.
—Me estás diciendo que te gusta Alien ¿Me equivoco?
Todos guardaron silencio, incluso la ojiverde contuvo la respiración.
—¡Sí! ¡Me gusta! Es por eso que no voy a permitir que no tú ni nadie vuelva engañarla o lastimarlo.
Los ojos de Aline se inundaron en lágrimas silenciosas que se deslizaron por sus mejillas ¿Alguna vez alguien había dado cara por ella? ¿Alguna vez alguien estubo dispuesto a protegerla? Nadie parecía venir a su mente. Abraham terminó ordenando a seguridad sacar a Horacio y prohibirle la entrada a futuro, en cambio Matthew se acercó tomando el rostro de Aline limpiando con los pulgares sus mejillas.
—No llores, lamento lo que ocurrió. Temía que aceptarás irte con él.
—¿Por qué?
—Creí que si te dejaba pensarías que aún lo amabas.
—¿Por qué dijiste todo eso? ¿Yo te... gusto?
Los enrojecidos ojos miraban a Matthew ansiosa de una respuesta haciéndolo asentir.
—Me gustas Aline Thompson, no sé dónde o cuándo, solo sé que no puedo dejar de pensar en ti. Me sacas de mis casillas, pero también me haces querer besarte día y noche.
—¡Estás loco! Maldito imbécil, eres un bastardo.
Matthew sonrió al ver que nunca dejaría de ser la fiera chica que conoció y la cual se había metido en su mente y corazón. Ambos decidieron salir de ahí no sin antes pedirle a Abraham que llevará a Marissa a casa. Aline entro a su propio departamento en brazos de Matt siendo besada fervientemente.
—Vamos a mi habitación.
—No hay prisa nena.
Las palabras de Matthew decían una cosa, pero sus acciones realizaban otras. Sin llegar a la habitación sentó a Aline sobre la encimera deslizándose por su cuello y pecho, adorando cada centímetro de la pálida piel.
—Roussel...
Matt deslizó lentamente los tirantes de Aline dejando sus senos expuestos a la falta de un sostén. Los rosados pezones estaban erguidos por la excitación y antelación, rápidamente fueron succionados por la ávida y caliente boca de Matt. Aline soltó un suave gemido invitándolo a continuar.
—No te detengas...
Bajando de la encimera se giro dándole la espalda, momento que aprovechó para despojarse completamente del vestido exponiendo su sexy y diminuta braga. La vista acrecentó el deseo de Matthew al grado de sentir dolor en su entrepierna, su erección pedía ser liberada o pronto sería insoportable.
—Eres una tentación Aline.
—Deja de hablar.
Matthew curvo los labios mientras se inclinaba deslizando la estorbosa prenda dejando así acceso a la intimidad de Aline.
—Estas demasiado mojada.
Estirando los carnosos glúteos de la rubia probó del brilloso néctar que emanaba ocasionado Aline se estremeciera. Dejándose llevar se unieron más de una vez, en la cocina, la sala, el baño y por supuesto la recámara quedando exhaustos abrazados el uno del otro.
La mañana siguiente Aline se despertó sola, incluso llegó a pensar que todo era un sueño de no ser porque el semidesnudo hombre entraba con una charola que fue colocada al pie de la cama.
—¡Buenos días! Por fin despiertas.
—Buenos días Rousell ¿Qué es eso? Se ve delicioso.
—Un poco de café y crepas de fresa.
Matthew despertó antes que Aline y lo primero que hizo fue pedir comida a domicilio para sorprenderla con un desayuno en la cama.
—¡Gracias!
En la cama desayunaron juntos mientras miraban algún programa al azar en la televisión, sabían que tenían una plática pendiente y en realidad fue Aline quien empezó.
—No deberías poner tus ojos en mí Rousell, soy una mujer con muchos problemas. Además... Pronto me mudaré de Manhattan.
—¿Qué? ¿Por qué te vas?
Aline recordó las palabras de Matthew, sabía ahora que está persona deseaba cuidar de ella así que lo mínimo que podía hacer era responder con la verdad antes del adiós.
—Porque quiero vivir una vida con mi hijo.
Escucharlo fue algo que ni en dos vidas esperaba oír, y tras repetir la palabra (hijo) Aline asíntio.
—Así es Matthew, soy madre de un niño.
ESTÁS LEYENDO
Bajo la máscara II
RomanceDinero, poder y posición. ¿Qué tan lejos es capaz el ser humano de llegar para obtenerlo? Aline Thompson parece tener eso y mucho más, sin embargo nada más alejado de la realidad. Esclava de la dictadura y tiranía por parte de su propio padre, es su...