5. Mattew Rousell.

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El camino fue más largo de lo esperado, era claro que cada vez que se veían la incomodidad no se hacía esperar, hoy sin embargo era diez veces peor debido a vergonzosa escena. Aline siempre fue concientes que algo como lo de esta noche podía ocurrir en cualquier momento, pero que fuera precisamente en precencia de Mattew era lo peor del mundo.

—¿Estás bien?

—¿Por qué no habría de estarlo?

Ante la la evidentemente mala gana de responder, Mattew guardó silencio solo un par de segundos pensando en sus siguientes palabras.

—¿Estás acostumbrada a esos escándalos?

—¿Tú lo estás siendo un preguntón?

Ambos suspiraron agotados debido a su poca paciencia con respecto a su compañía.

Mirando por la venta Aline meditó un poco en lo ocurrido y debía admitir que la intervención de esta persona hizo que su humillación fuera solo un poco más tenue.

—¡Gracias!— Al final, Aline mostró signos de agradecimiento.

—No hay de que, es algo que hubiese hecho por cualquiera.

La palabra cualquiera fue como recibir un golpe a puño cerrado en el estómago para la rubia.

De nuevo el silencio se apoderó del ambiente.

Una vez el trayecto concluyó estacionando al interior de un edificio, ambos permanecieron quietos hasta ser Mattew quien hablara.

— Será mejor que subas, necesitas un baño y ropa limpia. Dudo mucho que ese vestido pueda ser rescatado de la mancha de vino tinto.

Aline bajó la vista justo en dónde el costoso diseño había Sido arruinado. Matt por su parte descendió del auto para abrirle la puerta. Apartando la mirada extendió su mano a la rubia.

— No soy tan canalla para dejarte ir de ese modo, quizá ¿Prefieres que te lleve a casa?

Aline meditó un poco esa opción, no obstante no llevaría a un hombre al departamento en dónde hay una adolescente bajo su cuidado. Negó un par de veces aceptando la ayuda, tal parecía que por ahora tenían una tregua silenciosa.

—Como sea.

Durante el camino Aline notó algo y es que la zona en la que Mattew vive no es precisamente la más lujosa, mejor dicho es un vecindario tranquilo y modesto.

Siempre vió a ese sujeto como un casanova fanfarrón y prepotente que seguramente viviría en una buena zona solo para apantallar. La ojiverde comenzaba a cuestionar su juicio a las personas.

Llegando al departamento el paso le fue cedido encontrando un lugar bastante minimalista aunque de buen gusto.

—¿Vives aquí?

—¿Quién si no? Adelante... ¿Quieres tomar algo?

—¡No!— Respondió de inmediato.

Frustrado ante el trato a su persona la guío hasta una de las habitaciones, mejor dicho la habitación que tenía preparada para Marissa la cuál no fue ocupada ante la súbita independencia de su hija.

—En el baño hay de todo, toallas limpias y productos de higiene nuevos. Usa todo lo que necesites, yo veré que tengo en el armario que puedas usar.

Dejándola sola, Mattew fue directo a su propia alcoba aflojando la corbata. En el interior se lanzó a la cama exhausto y ahora él mismo se complicaba la noche al traer a esa mujer a su propio departamento.

Tomándose unos minutos terminó por levantarse más a fuerza que de ganas en busca de algo que la chica pudiese usar. Urgando en el interior del armario, su concentración de vió interrumpida por un grito acompañado de un fuerte golpe, asustado corrió de vuelta a la habitación contigua.

Bajo la máscara IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora