29. De vuelta a tu hogar.

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Por lo mañana el teléfono de Matthew sonó despertando a la pareja que dormía plácidamente entrelazados.

—¿Quién llama a esta hora?— preguntó Aline somnolienta tallando sus ojos.

Matthew que había tomado el teléfono ya, se levantó haciendo una seña a la rubia de que volvería pronto.

Aline terminó por desperezarse recordando que tenía que ir al café o de lo contrario, aquella pareja mayor de preocuparía.

Rápidamente se puso de pie para ir al baño y tomar una ducha express y salir a vestirse. Matthew seguía en el teléfono o al menos así fue hasta ver a la chica preparándose para irse.

—¿A donde vas?

—Al café, tengo que estar ahí antes de la apertura.

Matthew considero que pasarían en día juntos, sin embargo no parecía que fuesen los panes de la rubia.

Aline pudo notar por la expresión de Rousell que algo andaba mal, así que habló con cautela.

—Tengo que ir. Hace unos días me mudé ahí y soy yo la que abre el café, no puedo simplemente no hacerlo Matt, además... Quiero despedirme de ellos e ir por mis cosas.

Escuchar aquellas palabras calmaron al hombre en demasía.

—Entonces te llevaré, también quiero darles las gracias por toda la ayuda que te brindaron.

Aline sonrió asintiendo.

Juntos salieron del hotel llegando en solo 15min en auto. La rubia invitó a Matthew a entrar por la puerta trasera que era la que conectaba a la bodega en dónde se quedaba.

Al entrar Matthew miró todo alrededor y frunció el ceño, no era un lugar adecuado para vivir.

—Es pequeño, pero al menos no pago renta.

No importaba lo que escuchaba, el corazón de Matt se estrujó al pensar en la estadía de Aline en un sitio como este después de haber tenido una vida cómoda.

—Aline...— el nombre se escapó de entre los labios de Matthew con pesar.

—Esta bien, no es tan malo.

Aline se cambió rápidamente a su uniforme de mesera, al menos quería darles su último día a la pareja del café.

Matthew observó a la rubia ataviada en ese uniforme y no solo imagino las posibilidades, si no que también su parte baja comenzaba a reaccionar.

La chica pareció ver lo incómodo de Matthew y con una sonrisa se acercó a él rodeando su cuello.

—¿Te gusta como me veo?

—¿Qué? Todo se te ve bien.

—Pero no tanto como esto ¿Cierto? De no ser así porque reaccionas así— la delgada mano se deslizó hasta frotar la entrepierna del hombre.

Pero antes de poder continuar alguien comenzó a gritar el nombre de Aline, la cansada voz se acercaba poco a poco hasta tocar al otro lado de la puerta antes de entrar.

La mayor se sorprendió por un instante antes de reaccionar y reprender a la pareja.

—¡Aline! ¿No te da vergüenza? No deberías hacer estas cosas en tu lugar de trabajo a plena luz del día— esta vez la mirada fue a dar en Matthew— ¿Usted no sabe modales.

Matt agachó la cabeza al igual que un adolescente apenado por la situación, ver eso hizo que Aline soltara la carcajada.

—Lo siento, no es lo que piensa. Señora Ana, él es mi novio.

Bajo la máscara IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora