Perfume, joyas y ropa de las mejores marcas.
La habitación de cierta joven rubia estaba plagada de esas cosas materiales que cualquier chica anhelaría, cualquiera menos Aline Thompson. Tras el matrimonio de su única y mejor amiga, la mudanza llegó dejándola en un enorme apartamento. Hoy Carolina vendría por unas pocas cosas que había olvidado hace tiempo y la sola visita ponía feliz a Aline.
— «DING DONG»
El timbre sonó un par de veces hasta que Aline atendió al llamado. Una vez la puerta se abrió corrió a los brazos de Caro en un intento de llenar ese vacío que la albergaba desde su partida.
— Cielos. En verdad me extrañaste ¿No es así?
En efecto ese era el caso, pero la orgullosa chica no dijo nada al respecto. Aline procuraba mantener al margen sus verdaderos sentimientos evitando de esta manera salir herida, sin embargo sus afectos denotaban la chica amorosa que es en realidad bajo esa máscara de indiferencia.
— Claro que no ¿Trajiste a esos diablillos contigo?— cuestionó alejándose de su amiga para dirigirse al sofá.
— No. Luna está con mis padres, esa niña tiene locos a sus dos abuelos y Thomas fue con Matthew.
El tiempo había pasado demasiado rápido, tanto que sus pequeños ahijados tenían ya tres años. Aline sonrió al escuchar de ellos, los amaba con locura, era algo parecido a los hijos que siempre se juró no tener por diversas circunstancias, sin embargo, eso no impedía los consintiera horrores; por otro lado, apenas el nombre de Matthew resonó en sus oídos, su semblante se distorsionó.
— ¿Qué ocurre?— Carolina preguntó solo por mera curiosidad, aunque realmente sospechaba a que se debía ese semblante— Siguen tus problemas con Mattew ¿cierto? Sinceramente no entiendo que ocurre con ustedes, nunca se han dado la oportunidad de conocerse. Rara vez aceptan simultáneamente una invitación a la casa, y si eso ocurre actúan como perros y gatos.
Aline escuchó en silencio a su amiga, aprovechando venía sola decidió encender un cigarrillo de mentol.
— ¿Por qué debería conocerlo? Ese cara de simio es amigo suyo, no mío.
— Ambos son padrinos de mis hijos y sería agradable que pudiésemos convivir todos juntos.
— ¡Es un hipócrita!
La abrupta frase sorprendió a Carol.
— ¿Qué quieres decir? Aline... Te conozco ¿Qué cuento te has inventado?
— Carol. Es obvio que está enamorado de ti. Eso me enferma, Abraham es su "mejor amigo" y aun así te mira con descaro.
Escuchar eso hizo que Carolina parpadeará repetidamente ¿Me estás jodiendo? Dejándose caer de golpe a un costado de su amiga, Carol frotó su rostro con ambas manos.
— ¿Te estás escuchando? Eso es una tontería. Mattew es muy amable y respetuosos, nunca traicionaría a Abraham, y en todo caso. Se hace falta dos para verle la cara a alguien. No vuelvas a decir esa tontería Aline.
— ¡Okay!
Ambas suspiraron. Por un momento el ambiente se tornó incómodo, Carol decidida a cambiarlo habló primero.
— ¿Has pensado rentar la que una vez fue mi habitación?
— ¿Por qué haría eso? No necesito dinero.
Eso era cierto. Aline tenía una vida privilegiada, no obstante, tenerla le había arrebatado la felicidad.
— No digo que lo necesites, sé que no es el caso. Rentar puede ser algo bueno, habría ruido en la casa y no estarías sola ¿Qué tal un estudiante?
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Bajo la máscara II
RomanceDinero, poder y posición. ¿Qué tan lejos es capaz el ser humano de llegar para obtenerlo? Aline Thompson parece tener eso y mucho más, sin embargo nada más alejado de la realidad. Esclava de la dictadura y tiranía por parte de su propio padre, es su...