Odia 34 de Zefrok.
El salón del palacio real estaba repleto de capitanes navales esperando la llegada del rey Dayuan. Murmuraban entre ellos, algunos confiados de su dominio marítimo, y otros desconfiados por el poderío militar que poseía Quistador. Aunque había algo que no se ponía en duda, todos confiaban en las decisiones del gran Dayuan. Si él iba a la guerra, lo seguirían hasta el fin del mundo... no es como que no lo hubieran hecho antes ya.
Las paredes del salón estaban repletas de diferentes tipos de mandíbulas y cráneos de grandes peces marinos, desde el tiburón martillo y el tiburón duende, hasta el gran pez de cráneo acorazado. Todos fieros y mortales peces que Dayuan coleccionaba, la mayoría no los había matado él, sino que se los había encontrado ya fallecidos flotando en el mar o devorados en los fondos marinos. Justo en el medio del salón había una gran mesa ovalada echa de madera del mangle rojo, ahí estaban sentados todos los capitanes navales de Arkipelag, inquietos por la tardanza.
La puerta del salón se abrió de golpe y Dayuan entró, seguido por Avid, su segundo al mando, y Uchi, el subordinado que le había dado la noticia. El cabello de Dayuan goteaba y sus pantalones aún estaban empapados, pero no parecía molestarle en lo más mínimo. Dio vuelta a la silla que quedaba libre y tomó asiento, mientras Avid revisaba el salón y Uchi se quedaba de pie a un lado.
—¿Cómo sigue tu esposa? —preguntó Illiam Kib, uno de los capitanes marítimos de más alto nivel entre las islas aliadas a Arkipelag.
—Bastante bien —respondió Dayuan—, tan bien que lo primero que hizo fue darme órdenes y regañarme por negligencias en mis viajes.
Las risas resonaron por el salón. La fama de Myria recorría los mares y océanos, era conocida por ser el único ser humano capaz de darle ordenes al conquistador de los mares. Las risas fueron sinceras, y bajaron la tensión que había en el ambiente.
—Pero vayamos al punto —ordenó Dayuan, cortando de un tajo la presión que había en el aire—. Uchi, cuéntales a todos lo que viste.
—Sí mi señor —respondió Uchi, dando un paso al frente, se sentía temeroso al estar frente a tantos capitanes importantes— El mar de la conquista estaba repleto de barcos de Quistador, tenían el emblema de la familia real en las velas, un gran oso de cara corta devorando hombres, eran decenas de barcos. Galeras, Cocas y unos cuantos de carga.
—¡Que vengan de frente! —respondió Illiam Kib, con la barba llena de canas y el cabello corto y canoso—. Los habitantes de las Islas Verdes no le tememos a nadie... menos con el gran Dayuan a nuestro lado.
Los demás capitanes inclinaron sus cabezas en señal de afirmación, estaban totalmente de acuerdo, con Dayuan y Arkipelag de su lado, las islas neutrales habían obtenido mucho apoyo económico y comercial, le debían todo a Dayuan el conquistador de mares.
—No hay que sacar conclusiones antes de tiempo —interrumpió Dayuan—. Podrían estar preparando un viaje al Océano Sin Fin, han de haber escuchado los rumores de nuestros descubrimientos, tal vez solo sea eso... —Había duda en su corazón.
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La Invasión de los Marcados [PAUSADA TEMPORALMENTE]
Fantasy-Crónicas de Reyes y Autoridades- <NOMINADO AL MEJOR PERSONAJE PRINCIPAL> <GANADOR del concurso de LOTUS AWARDS> Ven y escucha. Acércate a mí y siéntate a mi lado, te contaré una historia increíble, una historia llena de magia, bestias...