Capítulo 3.5: Opuestos I

58 16 218
                                    

A unos cientos de metros frente a Ezear se encontraba el gran palacio real, rodeado de una árboles frondosos y florales

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A unos cientos de metros frente a Ezear se encontraba el gran palacio real, rodeado de una árboles frondosos y florales. Las grandes puertas estaban abiertas de par en par y había guardias cuidando y guiando a los invitados hacia el salón principal. Ezear se sacudió sus ropas y entró en silencio.

—Disculpe —Le dijo Ezear a un guardia que se veía bastante mayor—. Me podría indicar dónde queda el lugar donde harán las pruebas al trono —Su postura indicaba timidez y vergüenza.

Ezear era casi un experto en la actuación. El guardia lo miró de arriba abajo y sonrió con dulzura, sospechando las intenciones del niño.

—Seguro solo quieres espiar quienes serán los once elegidos, verdad —respondió el guardia con una enorme sonrisa.

Ezear sonrío tímidamente y dirigió su mirada al piso. El guardia lo inspeccionó bien con la mirada y volvió a reír.

—Ten —Le tendió una moneda de jade—. Con esto puedes entrar tranquilamente, si alguien te dice algo, solo le muestras esto y será suficiente.

—¿¡En serio!?

—Sí —La sonrisa del guardia era enorme.

—Muchas gracias.

—Un placer niño, así que ahora ve, es por ahí... pero no corras.

Ezear asintió con la cabeza. Para muchos adultos, un muchacho de dieciocho años seguía siendo un niño, a menos que ya hubiera participado en batallas, cacería o en el ritual para ser adultos, donde recibían su arete en el lóbulo derecho.

Ezear caminó rápidamente por largos pasillos, varias veces se topó con guardias o personas que querían sacarlo, pero al ver la moneda de jade se alejaban asustados y pidiendo disculpas, hasta a Ezear se sorprendió por eso, ¿qué tan importante sería esa moneda? Se preguntó.

El salón principal era enorme, con grandes ventanas que dejaban entrar toda la luz del learis. Seis pilares de mármol decorados yacían cerca de las paredes, tres del lado izquierdo y tres del lado derecho. Había bastante espacio en el medio del salón, con graderías a izquierda y derecha, y justo al fondo del salón un gran cristal Ionsú de poco menos de 10 metros de alto, y justo encima de este, estaba un balcón que salía del segundo piso, lugar donde yacía el trono real, incluso parecía ser que el cristal fuera el pilar del balcón. Había enormes lámparas que colgaban del techo con velas de incienso rojas que dejaban escapar un fragante olor cítrico. Era un lugar de ensueño.

—Increíble —susurró Ezear.

Una campana sonó, avisando que estaban cerca de empezar las pruebas al trono. Ezear se camufló en la poca oscuridad que había en la esquina del salón, cerca de la puerta, y poco después empezaron a llegar diferentes duques y personas bastantes elegantes, vestidos con ropas finas y capas hiladas en oro o plata. Ezear se sintió un poco abrumado e incómodo, ya que, aunque iba con sus mejores ropas, estas no se acercaban ni un poco a las vestimentas de la clase social alta.

La Invasión de los Marcados [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora