Capítulo 6. Fera Cabello de Fuego I

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Caída 35 de Zefrok

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Caída 35 de Zefrok. 

Los tres días pasaron de manera rápida, con Fera subiendo y bajando la montaña constantemente para visitar a su Nana, que ahora vivía a las orillas de la ciudad, en la pequeña casa echa de ladrillos de adobe que le había alquilado el padre del aprendiz de Curandero. Era un lugar tranquilo con pocas familias, que siempre chismorreaban cuando veían a la muchacha pelirroja bajando de la peligrosa montaña Muerteroja, la llamaban la niña de cabello de fuego, ya que nunca habían visto a alguien con una pelirroja cabellera rizada como la de ella. Ese día, la muchacha volvió a bajar, más temprano que los días anteriores, y las ancianas veían como charlaba con el Curandero de la ciudad.

—Ya estás inscrita —dijo el Curandero, dándole un boleto—. Vamos ya.

—Espera Nana.

—¿Qué hace que aún no sale?

—Reza a Enkeli Luz.

—¿A Xinok?

—No sé cómo llama —respondió Fera alzando sus hombros.

—¿Te sientes preparada?

—¿Hay bestias más fieras que melena roja?

El curandero se quedó unos instantes pensando y recordando los antiguos Bestiarios.

—No, no hay muchas bestias que se comparen a los leones melena roja.

—Entonces preparada.

La Nana salió de su pequeña casa con una sonrisa dulce, caminó unos cuantos pasos hasta llegar a Fera y le entregó un poncho de color vino con detalles en tela blanca que ella misma había tejido, Fera agachó su cabeza y la Nana se lo puso, era una prenda para estos tiempos de invierno. Nana tomó del brazo a Fera para que ella fuera su guía y caminaron por las adoquinadas calles de la ciudad, con el Curandero enseñándole los lugares a Fera. Le enseñó el mercado donde podía conseguir verduras y carnes, la panadería donde conseguiría trigos, harinas y pan casero, y un pequeño bar al que él siempre iba.

Poco después, llegaron al Coliseo, lleno de personas de todo tipo, desde ricos hasta pobres, de simples observadores hasta fieros apostadores, todos esperando ver muerte, sangre y huesos rotos, felices de ver la desgracia de los demás. Al acercarse, la gente la observó con extrañeza, algunos, muy pocos, sabían de dónde provenía su característico color de cabello, otros, no tenían ni idea, y estaban asombrados de ver a alguien con el cabello pelirrojo, nunca habían escuchado sobre nada parecido, los susurros iban y venían.

El Curandero la guío a ella hasta el otro lado del coliseo, por donde entraban los valientes participantes, y otros no tan afortunados esclavos, habló con el guardia que los recibía y se marchó junto con la Nana, iría directo a las apuestas después de dejar a la Nana en su asiento.

Fera observaba a todos y cada uno de los participantes, que también la miraban a ella, para algunos era una amenaza por que la reconocían de las leyendas que rondaban Entreont, sobre una niña criada por leones melena roja, decían que ella también había bañado su cabello con la sangre de sus víctimas. Los murmullos se esparcieron como fuego en bosque seco, y en instantes todos la miraban amenazantemente... menos una persona, una muchacha participante que tenía los ojos vendados con una tela gris, tenía el cabello rubio por los hombros y estaba sentada contra la pared, esperando su turno en silencio absoluto, sin prestarle atención a nadie. Fera sintió una extraña curiosidad por ella, tal vez porque era la única muchacha cercana a su edad que había, ya que las demás mujeres eran ya bastantes mayores. Sentía una curiosidad tan extraña que quería acercarse a ella y solamente observarla, pero prefirió quedarse de pie sin moverse, le molestaban las multitudes de humanos.

La Invasión de los Marcados [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora