Sepdia 33 de Zefrok.
Tephen se despidió de los demás inclinando su cabeza y dedicó una última mirada al rey, los había derrotado a los cinco, sin tener que imbuir su espada con su autoridad sobre el sonido... habían sido inferiores a Ezear, los cinco juntos.
El atardecer apenas asomaba en el horizonte con tonos naranjas y azulados, otorgando bellos colores al palacio real, el viento soplaba con fuerza, agitando los árboles que lo rodeaban. Caminó en completo silencio hasta el establo, meditando, herido emocionalmente por su inferioridad, toda una vida siendo el más talentoso, siendo el mejor, y de un día para otro, aparecía alguien que era un año menor, una etapa menor, y aun así más fuerte que él. Buscaba excusas que descartaba en instantes, creciendo en su pecho un malestar general.
Cabalgó en silencio, sintiendo el viento pegar en su cara mientras estripaba sus puños con resignación, evitando rumear los pensamientos que le causaban malestar. Ver el antiguo bosque de cedros que rodeaba la villa de los Platealuz lo llenaba de una extraña paz nostálgica, el olor lo tranquilizaba, recordando las épocas donde se resguardaba del acoso de sus primos en el bosque, recogiendo animales heridos para sanarlos en su casa, eran buenos tiempos.
Vio a lo lejos el muro de piedra caliza que rodeaba la villa. Taneo, su padre, esperaba en la entrada, sucio de pies a cabeza por los arduos trabajos de campo, con una sonrisa enorme. La noche apenas comenzaba a asomarse.
—¿Qué tal te fue? —preguntó Taneo, recibiéndolo y ayudándolo a bajar de la yegua.
—Bien, pa —respondió con una sonrisa a medias—, quedé dentro de los escogidos.
—Nunca lo dudé.
Caminaron en silencio hasta el establo donde dejaron la yegua al cuidado de un hombre de estirpe baja del clan. El linaje era muy importante entre los Platealuz, la rama principal se había mantenido pura, intacta, sin mezclas genéticas y por eso tenían todo el potencial corriendo por sus venas, mientras que las demás ramas que se habían mezclado veían mermadas las habilidades innatas con las autoridades.
Taneo notó la mirada seria de su hijo, lo conocía tan bien que supo al instante que se estaba sintiendo inferior, no era de extrañar que hubiese personas mayores de su edad que tuvieran un vínculo alto. Tarde o temprano los alcanzaría y rebasaría a todos. Iba a mencionar el tema, pero prefirió esperar a que su hijo lo dijera primero.
—Debes ir al salón de reuniones —comentó Taneo—. Te espera la jerarca y los pilares del clan para que des detalles de tu participación para las pruebas al trono.
—¿Debo ir? —preguntó Tephen extrañado—. ¿Yo solo?
—Sí, debes ir solo.
—Pero también eres un pilar del clan.
—Soy el menor entre mis hermanos, mi función como pilar es mínima... ve, ya.
—Está bien —respondió Tephen, caminando hasta el salón.
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La Invasión de los Marcados [PAUSADA TEMPORALMENTE]
Fantasy-Crónicas de Reyes y Autoridades- <NOMINADO AL MEJOR PERSONAJE PRINCIPAL> <GANADOR del concurso de LOTUS AWARDS> Ven y escucha. Acércate a mí y siéntate a mi lado, te contaré una historia increíble, una historia llena de magia, bestias...