Capítulo 11. Fera Cabello de Fuego II

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Caída 35 de Zefrok

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Caída 35 de Zefrok.

El gorila escamoso observó a Fera de reojo, sin ponerle atención ni preocuparse por ella, su principal problema era la leona melena roja. Confiaba en su armadura natural, pero los depredadores podían llegar a ser intensos.

Fera lo analizó bien, su instinto le decía que era una bestia peligrosa, y podía verlo, casi que su cuerpo completo estaba lleno de escamas grisáceas y esos grandes colmillos que asomaban de su boca podían causar daño letal. Pero lo que más le preocupaba, eran las gruesas cadenas que tenía amarradas a sus antebrazos, olían a sangre, sangre de decenas de humanos y animales. Observó sus dos lanzas cortas y supo que no funcionaría... no mientras tuviera escamas, así que las soltó y las dejó de lado.

Mientras se miraban, el coliseo entero permanecía en silencio, perplejos, atónitos. Pensaban que la reina estaba siendo cruel al enfrentar a la niña salvaje contra el gorila. En un parpadeo, vieron a la leona correr alrededor del gorila, llamando su atención, era rápida, muy rápida.

Fera esperó a que el gorila bajara la guardia, y en el momento que le dio la espalda, aprovechó que ya se encontraba de cuclillas y se abalanzó hacia él con la máxima potencia que le daban sus musculosas piernas. Inyectó toda la fuerza que poseía su cuerpo en un solo garrazo, se impulsó usando el viento, y golpeó con la potencia de todo su cuerpo. Sonó como si dos grandes piedras chocaran la una contra la otra, seguido de un crujido de fractura. Fera sonrió con satisfacción, pero un dolor punzante, como pocas veces había sentido, inundó su brazo, eliminando la sonrisa de su rostro y llenando sus ojos de lágrimas de dolor. Su mano estaba quebrada, hasta las afiladas uñas que tenía habían sido quebradas de raíz, la sangre goteaba de sus dedos.

—Al parecer no es tan resistente como dicen los rumores —susurró el hombre de piel oscura que yacía sentado al lado de Skarled.

—Odam... —respondió la reina con una sonrisa de placer—, esperemos a ver qué sucede.

El gorila se volteó a ver a Fera, había sido un buen golpe, pero no había recibido daño alguno. Aun así, estaba molesto, alzó su brazo con una velocidad absurda para un gorila de su tamaño y la agitó hacia Fera, tratando de rematarla con la cadena, bastaba un solo golpe.

Fera salió del aturdimiento y esquivó el cadenazo en el último instante, pudo sentir y oír la potencia de esa cadena cortando el aire, hubiera muerto si recibía ese golpe en la cabeza. Antes de darse cuenta, la cadena venía de vuelta, usó el viento para desviarlo y al mismo tiempo empujarse a un lado, esquivándolo de nuevo por poco. Cayó al suelo y rodó varias veces, al levantarse, escuchó al gorila rugir de dolor.

La leona había saltado hacia su espalda, justo en el punto donde había golpeado Fera, se había enganchado con las uñas y había mordido la escama justo donde se superponía con otra, levantándola y arrancándola de un tirón. El gorila se tiró hacia atrás, sin darle tiempo a la leona de retirarse, aplastándola con su pesado cuerpo. La leona rugió de dolor.

La Invasión de los Marcados [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora