Capítulo 14. Tephen Platealuz II

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Pridia 36 de Zefrok

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Pridia 36 de Zefrok.

Tephen trató de poner atención en la clase, pero se distraía con facilidad. Lo único que lograba mantenerlo atento era notar la intensa concentración que tenía Ezear. ¿Quién diría que sería un joven tan aplicado?

La tutora charlaba sobre leyendas que Tephen ya conocía bien, la noche de los traidores y la noche de visita. La primera contaba sobre la noche que los humanos traicionaron a los Enkelis, que en ese entonces vivían entre nosotros; ese día de la traición, ambas lumbreras nocturnas se ocultaron al mismo tiempo, una muestra de su desprecio hacia los humanos que se habían levantado en contra de sus dioses por motivos avariciosos; ese día de la semana fue nombrado como Caída, y una vez cada diez años, ambas lumbreras vuelven a oscurecerse por completo, recordándole a los humanos su traición. La segunda leyenda hablaba sobre el perdón que le otorgaron los Enkelis a los humanos meses después del levantamiento de los traidores, ordenándole a ambas lumbreras nocturnas iluminar completamente mientras se paseaban por los poblados de los humanos; por eso, exactamente un año después de la noche de traidores, llega la noche de visita, lleno de celebraciones y ofrendas.

—Tutora, ¿este año hay noche de traidores? —preguntó alguien de la clase.

Las creencias enseñaban que durante la noche de traidores no se podía salir de la casa, lo que la volvía la noche más silenciosa, vacía y aterradora del año. Las personas que viajaban se detenían en alguna posada para evitar estar afuera durante la noche, las embarcaciones pesqueras volvían a puerto, los niños se escondían en sus cuartos y los adultos cerraban las puertas con el doble de seguros. Incluso las celebraciones importantes se cambiaban de fecha para evitar esa noche, y todas las luces de las casas se tapaban.

Orien entero le temía a la noche más oscura de todas, porque pasaban cosas extrañas, y Tephen era testigo de ello. A sus nueve años estuvo fuera de su casa, sin permiso, en una noche de traidores, producto de un reto de sus primos. Esa noche vio cientos de destellos rojos y verdes cruzar por el cielo, estrellas fugaces que chocaban y desaparecían contra dos objetos invisibles a la vista. Notó el absoluto silencio que había, no se escuchaban animales ni aves nocturnos, incluso su perro estaba escondido en su pequeña casa. No estuvo más tiempo afuera porque su madre salió y lo metió rápidamente a la casa; poco después de eso, su madre cayó enferma durante meses, y murió en la noche de visita.

Tephen despejó su mente sacudiéndose la cabeza y miró a Ezear, quien apretaba sus puños con fuerza.

—¿Qué sucede? —preguntó Tephen en un susurro.

Ezear se quedó en silencio unos instantes.

—Sí —advirtió la tutora con severidad—, sucederá el siguiente mes, así que eviten estar lejos de sus casas para cuando llegue la noche de traidores.

Los puños de Ezear se relajaron y su respiración volvió a la normalidad.

—Estoy molesto por lo del libro —susurró de vuelta.

La Invasión de los Marcados [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora