Capítulo 36

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"Me entregas la vida en un instante, tú serás la historia más bonita."


Mina se miraba al espejo de cuerpo entero que había en el baño principal, tenía puesto un pijama que consistía en una camiseta sin mangas color gris y un short negro que mostraba gran parte de sus piernas. Se puso de perfil y se revisó.

Tocó su estómago, resaltaba un poco sobre la camiseta (además, está era un poco apretada al cuerpo). Se observó en el espejo, tenía el cabello desordenado y algunos mechones le caían sobre su rostro. Se sonrió a si misma y no le gustó lo que veía; hizo caras raras y no se preocupó por si le gustaban o no, era algo divertido para hacer cuando no te gustaba el reflejo del espejo.

Recordó en cómo lucía Sana toda despeinada, su cuerpo era delgado pero sin ser anoréxico. No sabía si hacía ejercicio, si iba al gimnasio o esas cosas pero, seguro que lo hacía. Nadie tenía un cuerpo como ese si no lo ejercitaba, además comía bastante y no seguía una dieta. Mina no era gorda, más bien era en extremo delgada. No se avergonzaba tanto de su cuerpo, sino más bien de lo que sentía por dentro y de lo fea que creía que era.

No le gustaba ninguna parte de ella, no había algo que podría decir: "me gusta como se ve en mi" Sabía que la perfección no existía, así como tampoco existían las personas perfectas pero, sí había gente que parecía serlo, que parecía estar demasiado cerca de la perfección tanto física como personalmente y Mina quería ser una de esas personas.

Una lágrima cayó por su ojo llegando hasta su pierna, se estaba derrumbando de nuevo.

Resistió la tentación que permanecía en su pecho, que deseaba salir. Negó con la cabeza, iba a ser fuerte por primera vez en su vida, no quería caer, no iba a caer. Se abrazó a si misma mientras miraba el cuerpo frente al espejo, prefería llorar antes que abrirse las muñecas y los brazos. El llanto relajaba el dolor que tenía en el pecho, el llanto relajaba su ansiedad.

Se limpió el rostro con las manos pero el llanto siguió por unos minutos hasta que pudo relajarse. Había chicas que sin importar como fueran tenían mucha confianza en sí mismas, en su cuerpo, en su personalidad, eran personas a las cuales se les podía envidiar porque la confianza en ellas era algo muy valioso y muchas personas que podían ser demasiado bellas exterior e interiormente no la tenían.

Agachó la cabeza y sintió una mano en su hombro que la acariciaba dulcemente.

Conocía esa mano por más que no hubiera visto la persona que estaba parada detrás de ella, se quedó parada de la misma manera en la que estaba. No podía dejar que Nayeon la viera de esa forma, aunque la había visto en peores circunstancias

La coreana depositó un beso en el hombro de la castaña y después uno en su cuello.

-Mina, estoy aquí...

Mina dio media vuelta y enredó sus brazos alrededor del cuerpo de Nayeon, dejó su cabeza en el pecho de la mayor, ya no lloraba, tan solo le costaba respirar por el llanto que había tenido minutos atrás.

Nayeon le hacía preguntas pero Mina no respondía, su voz estaba cortada, ronca, era el peor momento de todos para que ella viniera a visitarla. La castaña no sabía que estaba tan metida en sus pensamientos como para no saber que Nayeon había entrado por alguna ventana de la casa o si tenía suerte por la puerta como las personas normales lo hacen.

-Cariño, ¿qué sucede? -volvió a preguntar por décima vez.

Al ver que Mina no respondía, Nayeon la llevó a la habitación, iba abrazada por la más pequeña, por lo tanto, le costó más de lo que esperaba llegar a la habitación. Se sentó en la cama con la castaña en su regazo. Mina no habló en ningún momento y eso estaba preocupando a Nayeon pues ni siquiera movía la cabeza para decir sí o no.

Let Me Die - Minayeon [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora