Let Me Die - Minayeon [Adaptación]

Capítulo 45 - Final

"Quizás y esta guerra no la gane, pero yo solo quería ser feliz."

POV Mina.

Me sentí vacía y perdida toda la semana. Salía algunas veces de mi cuarto cuando llegaba mi papá para no preocuparlo pero no podía sonreír, no sentía mi cuerpo funcionar. Era una máquina obligada y odiaba eso.

Lo mejor de todo era que tanto Sana como Nayeon no estaban cerca de mi casa y mi padre trabaja hasta tarde, algunas veces me hacía la dormida para no tener que hablar con él.

Nayeon se fue con su madre a visitar a su abuela que había tenido un problema la semana pasada y se quedó con ella ya que, hace mucho tiempo no la veía. Se quedaría unos días más o eso me había dicho.

Sana se fue al casamiento de su prima que era en Japón así que, aprovechando tales circunstancias se quedaría ahí por unos días. Era uno de los mejores lugares para ir a comprar y ella iría a todas esas tiendas y se llevaría algo de seguro.

Mi papá llegaba a las diez de la noche ya que, le pidieron que cubriera a uno de sus compañeros que tuvo que irse unos días fuera del país por un tema personal, me quedaba sola desde que llegaba del Colegio hasta que mi padre aparecía en la casa.

Parecían los viejos días, esos que siempre eran iguales. En clase permanecía sola, no hablaba con nadie y podía ver como Irene hablaba sobre mí. Cada día lo vivía con un miedo que me atormentaba, no podía salir de mi casa con seguridad. Sin Nayeon y sin Sana todo parecía igual que siempre; aburrido, sin trama, sin nada especial o raro que pueda llegar a pasarme, entonces entendí que las quería mucho, las quería tanto que me sentía vacía cuando ellas no estaban.

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Salí de la clase corriendo.

Sentía la mirada de tres chicas a mis espaldas y traté de ignorarlas lo más que pude. No me quedé para almorzar en el Instituto, directamente salí hacia mi casa y las miradas seguían penetrándome en el cuello. Era odioso. Quería correr y llegar a mi casa pero tampoco era un lugar seguro, ningún lugar en el que este sola era seguro, siempre viviría con ese miedo.

Iba a correr.

-¡No te apures, cariño! -gritó. Conocía aquella voz como si fuera la mía. Como si fuera la palma de mi mano. -Te alcanzaremos de todos modos. Somos tres y tú, solo una. -me señaló.

Detuve mi paso.

Era mejor relajarme en este momento que correr y con toda la furia que he contenido trataría de defenderme de ellas que solo querían lastimarme.

-Me gusta cuando la gente hace lo que le ordeno.

-Irene...

-¿Qué? ¿Qué vas a decirme? ¿Qué no te haga daño? ¿Qué te tenga pena? -me preguntó mirándome desde más arriba, en este momento sentí más miedo que nunca. -Tu novia no está por aquí, tampoco tu amiga la rubia. -dijo sonriendo de lado y sentí el peor de mis miedos llegando hacia mí. Sabía que iba a pasarme en estos momentos, era consciente pero no quería admitirlo. La miré por unos segundos antes de salir corriendo hacia cualquier lado seguro. No importase a donde llegaría, tenía que haber gente.

No duré mucho corriendo.

Cuando me di cuenta, ya estaba tirada en el piso con la boca sangrando al igual que mi nariz, era como volver a aquellos días que necesitaba mi navaja para sentirme satisfecha con la vida que tengo.