Capítulo 44

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"Hoy te besé y un hechizo fue. Es amor, no lo puedo negar."



POV Nayeon

Terminamos de almorzar y mi mamá tuvo que salir rápido a la casa de mis abuelos, uno de ellos se había lastimado en la calle y debía de acompañarlo al médico. Mina pensó en irse a su casa así yo podía acompañar a mi madre, aunque no tenía muchas ganas de que se fuera... Por lo tanto, a mamá no le importó, se fue y me quedé a solas con Mina. Antes de que saliera por la puerta, pidió que tuviéramos mucho cuidado y sabía perfectamente a qué se refería y por otra parte, tenía en claro que nada de lo que ella tenía en mente iba a pasar.

Subimos a mi habitación y vimos una película mientras comíamos palomitas de maíz tal como lo había planeado. Era una película de comedia, por lo tanto, estábamos riéndonos a carcajadas hasta el punto de que llorábamos de la risa y era genial pasarlo de esa manera con ella.

La película terminó y nos encargamos de tener una sesión de besos.

Entonces, la cosa estaba subiéndose de tono cuando Mina se sentó a ahorcadas sobre mí y sus manos acariciaban mi cabello y mi cuello. Realmente me gustaba esto pero no quería que pasara a otra cosa, no sentía como que ella estuviera preparada para ese gran paso en nuestra relación, aún la sentía débil y vulnerable, no quería lastimarla.

Se separó de mi por un segundo y me vio a los ojos antes de volver a besarme pero más tranquila, más despacio y saboreando el contacto de nuestros labios unidos.

Salió de arriba mío y se acomodó sobre mi lado apoyando la cabeza en mi pecho. Le acaricié el brazo y sonreí, gracias a Dios ella paró todo porque sabía que yo no iba a ser capaz de detenerme y tampoco sería capaz de rechazarla. La situación no se volvió incómoda, por lo menos para mí, aparte no la sentía tensa y eso fue algo bueno.

-Me dejé llevar por tus besos. -dijo en un susurro.

Sonreí y la miré, solo pude observar su cabellera castaña.

-No te preocupes por ello. -le susurré. -No me molestó.-


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POV Mina.

-Está bien papá. -dije por el teléfono con voz cansada. -Su madre está por llegar, en serio, ¿Quieres hablar con ella? -pregunté y esperé la respuesta de mi padre. -Bien, gracias por confiar en mí. -sonreí. -Yo también papá, adiós.

Finalicé la llamada, bloqueé el teléfono y lo tiré a la cama de Nayeon. Mi padre me había tenido quince minutos hablando sobre qué debía de cuidarme. Hace unas horas atrás un beso casi pasó a ser algo más y supe detenerme además de que Nayeon supo cómo no obligarme a hacer algo que no quería.

En parte, me sentía preparada pero en otra no. O sea, no quería ser de esas chicas que se acostaban con su primera pareja, tal vez me acostaría con Nayeon pero en unos meses más. Ahora no era el momento.

Me saqué el suéter y este hizo que se me levantara la playera, tenía cicatrices en mi abdomen. Eran las mismas marcas que tenían mis brazos y muñecas, contando las piernas. No me gustaba verlas cuando me miraba en el espejo de la puerta antes de entrar a la ducha, era como ver mi pasado reflejado porque sabía que siempre estarían ahí. Siempre permanecerían pegadas a mi piel y me lamenté por ello.

Hacia unas semanas o un mes que había dejado la navaja de lado y había empezado a sonreír... Podía llorar y podía lastimarme, pero no de la misma manera que antes. Ahora, algunas veces, me enterraba las uñas en las piernas y en las muñecas pero nunca salía sangre y eso era agradable.

Let Me Die - Minayeon [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora