Capítulo especial 1

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En los siguientes capítulos se describe un poco la vida de Irene, Nayeon, Akira y Sana después de la muerte de Mina.


POV Irene

-¡Por Dios! ¡No pueden hacer esto! -grité con una furia acumulada en el pecho. -¡Deben tener el control sobre todos sus alumnos! -exclamé a gritos, la voz se me iba. Sentía que gritar no servía para nada, era en vano, solo había oídos sordos.

-Señorita, por favor cálmese.

-Dígame usted, ¿Cómo quiere que me calme sabiendo que ustedes no hacen nada cuando mi hijo llega a mi casa con moretones en la cara? ¡Dígame! -me llevé una mano al pecho intentando relajarme. Estaba perdiendo la cordura por toda la mala vibra que me hacía todo esto. Mi hijo lastimado y el Instituto no hace nada.

Tenía veinticinco años y mi hijo acababa de cumplir los siete. Junghwan era un bebé cuando Mina lo vio por primera vez, ahora estaba más grande y en la misma posición en la que estuvo la castaña. Mi hijo tenía agresores como yo lo fui en un momento. Me estaba quejando de un acto espantoso pero yo misma había sido agresora de Myoui Mina.

-Dígame usted señorita, ¿Qué quiere que haga? ¿Qué los eche del Instituto? No puedo hacerlo. Mil disculpas. -dijo el director y se colocó los anteojos sobre la nariz y se los subió hasta que quedaron donde debían.

No sabía qué hacer, estaba entre romper toda aquella oficina para quitar mi ira o demandar al Colegio por incompetentes.

-No pienso quedarme sentada con los brazos cruzados viendo llegar a mi hijo con moretones en el cuerpo y cara... No soporto verlo de esa manera. -dije y no esperé respuesta. Salí de la oficina cerrando la puerta con fuerza, haciendo que temblara el vidrio, pero no me importó.

Mi hijo estaba sentado en las afueras de la Oficina y estaba llorando. Yo sabía perfectamente que él había escuchado toda la conversación, el alma se me partió en dos cuando escuché su sollozo, no era la primera vez que lo veía de esta manera pero siempre duele ver a tu propio hijo llorar.

Me agaché, me acomodé de cuclillas y tomé las piernitas de mi hijo, era tan pequeño, tan frágil como un cristal. No iba a permitir que lo volvieran a tocar.

-No llores mi niño. -le acaricié la mejilla y le sequé las lágrimas con mis pulgares. -Todo irá bien, ¿sí? Te meteré en otra escuela, mucho mejor que esta... ¿De acuerdo?

-Me golpearán de todos modos. -dijo y agachó la cabeza. No se lo permití y elevé su rostro de nuevo. Yo también estaba a punto de llorar, pero no iba a hacerlo frente a el. -Tengo miedo, mamá.

-Lo sé, bebé. -lo abracé y me levanté para llevarlo de la mano y salir de ese lugar. -Daría todo por el hecho de que dejaran de golpearte, sabes eso ¿no? -el pequeño asintió. -No van a hacerte daño en otra escuela ¿de acuerdo?

Salimos del Instituto, era el mismo en el cual yo había asistido pero "mejorado" desde afuera. Por dentro, con todos los directivos era un desastre, cada día empeoraba.

Me agaché de nuevo y limpié las lágrimas del rostro de mi niño.

-Te amo, Junghwan. -besé su frente.

Al ver a mi pequeño con lágrimas y moretones en su rostro sentí un nudo en la garganta. Recordé hace tiempo como logré que una persona se suicidara por el hecho de que no tenía la vida que quería...

Mi hijo podía suicidarse de grande debido a esto, debido a su infancia... a su horrenda infancia.

Me sentí la mierda más grande de todas. No tenía sentido pedir que dejaran a mi hijo en paz cuando lo único que alguna vez había hecho era herir a otra persona hasta saber que se había suicidado. Me acordé de la reacción que tuve al enterarme que Mina se quitó la vida; fui neutra, totalmente neutra; unos días después de su muerte y de su funeral fui a visitarla al cementerio y lloré por ella. Nunca en mi vida pensé que eso pasaría, le pedí perdón pero eso no podía traerla de vuelta, había dejado a una familia rota aún más rota...

Después de aquello, reconocí que toda mi vida había estado mal y me desquité con quien no debía. En pocas palabras, yo misma la había asesinado.

-Mamá, ¿estás llorando?

Me toqué las mejillas y me di cuenta de que estaba llorando. Las lágrimas caían por mis mejillas, negué con la cabeza y le sonreí a mi hijo. Le tomé la mano y salimos de la entrada del Instituto.

No podía caminar sin sentir un peso sobre mi espalda, había llegado hasta tal punto de mi vida en que me di cuenta de que todo estaba mal. Había asesinado a una persona y ahora, pedía porque mi hijo no terminara igual.

La vida siempre te devuelve todo.


Let Me Die - Minayeon [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora