"Tú me das, las cosas que yo quiero cuando menos me lo espero."
Habían pasado semanas de todo aquello y Mina se sentía de la misma manera que a principios de año cuando tuvo que ingresar al Instituto de nuevo, nunca sintió una depresión tan fuerte como cuando perdió a su madre, hasta ahora.
Perdió a su papá y a dos "amigas" porque de alguna manera, Sana la escuchó cuando nadie lo hacía, seguía sin creer de sus palabras del todo. Y Nayeon, lo mismo, ella era una de las razones por la que dejó marcas alrededor de sus muñecas y no la había perdonado pero sí estuvo cuando necesitó alguien.
No sabía qué hacer con su vida en ese momento. No iba a perdonarlas, no ahora, tal vez jamás lo haría... No era algo fácil de lograr, directamente ir y decirles: "Las perdono." La vida no funcionaba de esa manera, nunca fue de ese modo.
Hace cuanto que no iba a la biblioteca, al entrar vio a la misma señora que antes solía ver todas las mañanas, sus ojos celestes resplandecían más de lo normal. Una sonrisa se extendió por el rostro arrugado de la mujer, era una sonrisa vaga pero, lo era. Le hizo una seña con la mano para que se acercara, y Mina obedeció.
-Hace mucho tiempo que no te veía por aquí, Mina. -la mujer hablaba en susurros por más que, en esta parte de sala, no hubiera nadie leyendo, estudiando o finalizando un trabajo a última hora. -Una chica estuvo toda la semana pasada preguntando por ti, diciendo que pensaba que te encontrarías por este lugar... -volvió a sonreír con más fuerza que la anterior vez.
-¿Qué aspecto tenía?
-Tenía una sonrisa peculiar y una estatura de unos centímetros más que tú. -la señora se acomodó los lentes y escribió algo en un anotador. Mina le agradeció y se alejó de ella.
Caminó por los pasillos hasta llegar a la sala de libros que a ella le gustaban.
Los libros habían sido un refugio desde que tenía once años, tenía un estante con todos los libros que había leído desde corta edad.
Mina tendría que haber salido del Instituto hace unos quince minutos, pues las clases ya habían acabado, pero no quería llegar a casa y encontrarse con su padre y su sorpresa de feliz cumpleaños... Hoy, no era un gran día para celebrar ya que, traía recuerdos. Recuerdos que dolían y mucho. Akira, su madre y ella solían pasar su cumpleaños viendo películas y comiendo helado por la noche; al día siguiente, unos parientes de parte de su madre venían a visitarla y celebraban en familia.
Después de la muerte de Sachiko, nunca más se festejó uno. Digamos que ella tenía el poder para que todo siempre estuviera alegre y divertido, era el puente que unía las distancias entre las familias pero cuando ese puente se derrumbó, se cayó, se desapareció del mapa, las distancias se volvieron más largas y así, las visitas de familiares se volvieron escasas y ahora ya no existían en su vocabulario.
Sana solía contarle como celebraba su cumpleaños y era de la misma manera por más que su padre no esté con ella en ese momento. Tal vez, el padre ausente de Sana no tenía el poder que Sachiko poseía sobre las personas y su humor, Mina siempre había deseado ser como ella pero, más bien era muy parecida a su papá: solitaria, apegada al estudio y siempre siendo cerrada ante las cosas.
Siguió caminando y caminando pero ningún libro le llamó la atención, tal vez porque no sentía las ganas para leer en ese momento, solo quería sentarse y pensar; pensar hasta que sus ideas se aclararan pues quería saber que tenía que hacer con su vida en ese momento.
Un mensaje de texto le llegó y empezó a vibrar dentro de su mochila, así que lo sacó para que dejara de hacerlo, desbloqueó la pantalla y era un mensaje de texto de Sana, quería borrarlo pero no lo hizo. Lo abrió y decía: "Como me ignoras en las llamadas, en el teléfono de tu casa y en cada lugar del Instituto espero que por acá no lo hagas... ¡Feliz Cumpleaños! Capaz y no lo estés pasando bien, me siento culpable, lamento haberte arruinado este día, a pesar de todo yo si te quiero..."
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Let Me Die - Minayeon [Adaptación]
FanfictionA veces creemos que tenemos una vida perfecta, pensamos que todo está bien y que nada puede salir mal, mucho menos destruir eso que con tanto esfuerzo hemos construido. Pero un día, de pronto algo cambia, algo saca de balance nuestro entorno y enton...