El silencio se percibía en la habitación, todo parecía incómodo.
Ambas se miraban fijamente y contenían la respiración, así que ni el respirar se escuchaba. Una tenía las manos en los bolsillos del pantalón y otra se abrazaba a sí misma porque el aire que entraba por la ventana le daba frío; esa era la escena.
La coreana cerró la ventana y la trabó y entonces solo quedaron ellas. Todo se volvió raro, Mina se dio media vuelta y se sentó en la cama dándole la espalda a Nayeon, el contacto visual había terminado.
Se escuchaban los pasos de Nayeon chocar contra el piso también como las respiraciones volvían a ser normales. Era el día siguiente después de que volvió del hospital, le habían dado de alta el mismo día que la encontraron solo que a la tarde. Le dolían las piernas como el infierno, eran como unas pequeñas punzadas a lo largo de estas, el dolor de su muñeca se había tranquilizado con los calmantes que el doctor le había recetado.
Hubo un momento en el consultorio del médico que solo quedaron el doctor y ella por petición del especialista. Le preguntó cómo le estaba yendo con la psicóloga y si estaba haciendo efecto en su forma de pensar o ser, ella le contestó que todo estaba mejorando pero lo que no sabía el médico era que la cicatriz que su mente había creado estaba en proceso de ser eliminada cuando esa noche todo volvió a ser como era hace meses atrás: las ganas de correr a un baño, abrir el grifo de la ducha o el lavamanos y buscar entre los maquillajes (que eran usados para tapar los golpes) una pequeña navaja para terminar con su vida en ese momento pero nunca fue tan valiente para hacer eso, sabía que nunca podría dejar a su padre pero también sabía que si lo hacía, Akira tendría un peso menos en su vida.
Cuando la mano de Nayeon se posó en su hombro, un escalofrío le recorrió desde la cintura hasta el cuello, erizándole los vellos del mismo. Su dura mirada se aflojó un poco pero no se giró, se quedó inmóvil mirando hacia la pared que tenía en frente en donde se encontraba colgado un cuadro ya familiar para ella.
Recordó cuando Nayeon le comentó sobre Irene y que ella no era responsable del hijo de la morena y le entró curiosidad. Sabía que aquel pequeño humano podía ser hijo de cualquier estudiante del Instituto pues Irene era una de las zorras más conocidas del Colegio pero en ese momento, Nayeon estaba con ella. Pensó en lo extraño que sería quedar embarazada siendo tan joven, preocuparte por un niño, preocuparte por tu hijo siendo un adolescente e Irene es de esas chicas que les encanta salir a las fiestas y por lo que sabía seguía saliendo, seguía emborrachándose.
-¿Te encuentras mejor, Minari?
-Si vienes aquí para decirme que tengo que contarle al mundo lo que paso esa noche, no lo haré. -sentenció la castaña.
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Let Me Die - Minayeon [Adaptación]
FanfictionA veces creemos que tenemos una vida perfecta, pensamos que todo está bien y que nada puede salir mal, mucho menos destruir eso que con tanto esfuerzo hemos construido. Pero un día, de pronto algo cambia, algo saca de balance nuestro entorno y enton...