Eran las doce de la mañana, y parecía que las sábanas nos hubieran raptado.
Los dos nos encontrábamos estirados, yo le daba la espalda a Hugo, y él abrazaba mi cintura haciendo que mi espalda tocara el torso desnudo de él bajo las sábanas amarillas con flores lilas.
-¿En qué piensas? -Me besó en el hombro, y me abrazó más fuerte todavía.
-En que deberías irte ahora, ya. -Dije poco convencida, aunque sabía que debía ser así. Lo que estábamos haciendo no iba a llegar a ninguna parte. No dijo nada, nos quedamos callados durante unos minutos más: él con sus manos rodeando mi cuerpo, y yo acariciándoselas tiernamente. No quería que se fuera, quería que se quedara para siempre conmigo; pero sabía que aquello estaba mal, y aún no sabía cómo podría mirar a la cara a Rafa. -Por favor, márchate ya. -Le dije sin apenas fuerzas, tanto físicas como psicológicas.
Noté como cada vez dejaba de apretarme más con sus manos, y comenzaba a soltarme.
-¿Cuándo nos veremos? -La pregunta sonó fría y distante, como si temiera, de antemano, la respuesta que iba a darle... Giré mi cuerpo, intentando no deshacer la cama, y le miré a los ojos.
-No lo sé... Hugo... -Cogí sus manos y las acaricié con suavidad. Me encantaba su piel, eran tan fina para ser un hombre... Me volvía completamente loca. -Y si te digo... ¿Y si te digo que no nos volvamos a ver más? -Miró de un lado para otro, con un toque de desesperación en su mirada.
Puede que hubiera sido demasiado brusca, pero de repente él comenzó a reír, como un histérico. Yo fruncí el ceño, sin entender porque ser reía tan nerviosamente. Se levantó de la cama con nerviosismo y comenzó a vestirse con apuro.
-¿Y si te digo que estás como una cabra? -Su tono irónico me hizo levantar de la cama con las sábanas envueltas al cuerpo, y con la mirada casi perdida. -¿Y si te digo que no pienso dejar de verte, aunque me pongas una pistola en la sien? -Rodeé la cama hasta llegar a él. Me puse delante de él mientras se ponía su camiseta, con la cara llena de desprecio.
-Solo ha sido una pregunta... -Dije en tono afable, pero mintiendo.
-¿Una pregunta, una pregunta? -Otra vez aquel tonito burlón que me ponía de los nervios.
-¡No me hables en ese tonito! -Le grité, completamente rabiosa.
-¡Te hablo como me da la gana, ya que tú no tuviste reparo en dejarme tirado, suplicándote casi por los suelos que no te fueras!
-¿Ahora me vienes con eso, ahora me vienes con eso? -Repliqué con ansias. -Pues no haber venido ayer por la noche, no haberme besado... Porque si mal no recuerdo, fuiste tú quien me besó a mí primero. -Le sonreí con suficiencia, porque pensaba que había ganado aquella batalla; pero él me contestó, no dejándose vencer tan fácilmente.
-Pues bien que lo has disfrutado, bien que lo has hecho... -Otra vez aquel tonito, otra vez aquel tonito... Le di una torta en medio de la mejilla izquierda, provocando que él se tambaleara y me mirara con aire taciturno. Acarició su mejilla repetidas veces, sin dejar de mirarme ni un instante.
-¿Sabes una cosa? -Su voz sonaba dura, pero a la vez en un susurro. -No has cambiado nada en estos años, sigues siendo la misma niña mimada de siempre, y yo... El mismo idiota enamorado de ella. -Aquello me dolió, y mucho. Ya no era aquella niña mimada de la que él hablaba; y sí que había cambiado, era diferente, pero es algo que nunca descubriría.
-Vete... -Le dije, mientras señalaba con mi cabeza la puerta de la habitación y cerraba los ojos. Noté una brisa pasar por mi lado, y supuse que sería él, yéndose por donde tenía que haberse ido por la noche...
Nada de lo que había sucedido tendría que haber pasado, y yo no le tendría que haber confesado que le quería, porque me iba a casar con Rafa, sí o sí. Comencé a vestirme con la ropa que tenía por allí tirada, pero con una lentitud impresionante, y totalmente ida.
Di un brinco al notar una mano encima de mi hombro, comencé a respirar con dificultad, mientras me giraba.
-La puerta está cerrada con llave. -Eché fuera todo el aire que aguantaba, pensando que no se había ido porque había decidido quedarse conmigo. "Eva, cambias más de opinión que de bragas". Suspiré repetidas veces, y emprendí camino hacia la puerta de entrada, con Hugo pisándome los talones.
Cogí la llave de un pequeño baúl que había en la entrada, encima de un mueble de madera, completamente antiguo. Metí la llave en la cerradura, pero antes de dar una vuelta más, miré a Hugo, que parecía impaciente por marcharse.
-Hugo... Yo... -Iba a decirle que le quería, que había sido una estúpida y una inconsciente, pero algo, o alguien, me hizo retroceder ante aquella idea. Alguien intentaba abrir la puerta, pero sin suerte; Hugo y yo nos miramos con el ceño fruncido y cara de circunstancias. Quité la llave de la cerradura, y en pocos segundos la puerta se abrió, y delante de nosotros apareció Rafa enfundado en una chaqueta de cuero negra, con unos tejanos desgastados y unas gafas de sol de color rojo. El corazón comenzó a latirme con fuerza, como si quisiera salir de mi pecho y huir de allí lo antes posible.
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¡Sorpresa!👀
¿Qué va a pasar ahora que ha llegado Rafa? ¿Cómo van a explicarlo?
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más que amigos
FanficEva es una chica guapa, fiestera y va de cama en cama con cualquier chico. Hugo es guapo, trabajador y sale de vez en cuando, pero nada comparado con Eva. Los dos parecen muy diferentes, pero eso no quiere decir nada. Los dos se conocen desde los o...