• . ˚ * ━━ 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐈𝐍𝐆
❝Ella era la luz en su oscuridad, aunque a veces no brillaba lo suficiente.❞
Había muchas cosas que Diana Campbell no tenía muy claras, pero sabía con certeza que en toda oscuridad siempre había un resplandor de luz...
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【 CAPÍTULO DOS 】 LO QUE QUIERES REALMENTE
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DOS VOCES MASCULINAS hablaban en un tono de voz demasiado alto para el gusto de la joven que se encontraba medio dormida entre las sábanas desechas de una cómoda cama. Diana tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido mientras unas personas cerca de ella continuaban hablando y despertándola poco a poco de sus sueños.
—Pensaba que su relación era más... lejana —murmuró Abraxas Malfoy con la mirada puesta en la joven. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho y, a su lado, Benjamin Nott se encontraba en prácticamente la misma postura.
—Tom es impredecible —murmuró Benjamin sin ser consciente de que ella podía escucharlos. No con claridad, pero podía.
—¿Deberíamos despertarla? —inquirió Abraxas, alzando una ceja y mirando a su compañero de forma inquisitiva.
—¡No! —se apresuró a responder Benjamin—. Si Tom..., quiero decir, el Señor Tenebroso se entera de que la echamos de nuestra habitación, podría enfadarse.
Abraxas puso los ojos en blanco, mirando a su amigo como si le resultara lo más molesto del mundo. Justo en esos momentos, Diana se removió entre las sábanas antes de abrir los ojos. Al encontrarse con los dos chicos mirándola, soltó un leve grito de sorpresa.
—¿Qué hacéis aquí? —preguntó asustada. Comprobó qué tenía la ropa puesta y suspiró con alivio. Pero al mirar a ambos lados, se dio cuenta de que estaba sola en la cama y aquello le provocó un profundo sentimiento de soledad.
—Es nuestra habitación —Abraxas se encogió de hombros, restándole importancia a ese detalle—. Diana, estás en mi cama.
Rápidamente se levantó y posó las sábanas en el colchón. Se ajustó la falda del uniforme correctamente y se abrochó los botenes de la camisa que tenía desabrochados. Tenía las mejillas encendidas y una mirada de vergüenza que quizás se debía a lo que acababa de suceder o a los eventos de la noche anterior.
—Lo siento...
—No pasa nada —suspiró Abraxas, fingiendo despreocupación. Se dirigió hacia la puerta de la habitación, pero antes le dio una breve mirada divertida—. Ya veo que Tom y tú os lo pasasteis bien anoche.
Diana apartó la mirada con timidez mientras Abraxas desaparecía del lugar. Benjamin fue rápidamente a cerrar la puerta y luego se giró hacia con un semblante serio.
—Supongo que tú plan de hacerle entrar en razón sobre los horrocruxes fue un fracaso —comentó Benjamin severamente.
Diana se sentó en la cama más cercana y suspiró con cansancio.
—Está decidido a continuar. No pude detenerlo —respondió ella. Había cierto sentimiento de desesperación intercalado en su voz que la hacía verse como una persona indefensa en medio de una guerra. Quizás lo era—. No lo entiendes, Ben, para él son una parte clave de su plan.
