09┃the dark mark

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【 CAPÍTULO NUEVE 】LA MARCA TENEBROSA

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CAPÍTULO NUEVE
LA MARCA TENEBROSA

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                        AQUELLA ERA PROBABLEMENTE una de las peores decisiones que Diana había tomado en toda su vida. En cuanto salió de la Sala Común de Ravenclaw a las doce menos diez de la noche, automáticamente comenzó a arrepentirse de lo que estaba haciendo. Deseó no haber abierto el Directorio de sangre pura para no saber la verdad de su familia; deseó con todas sus fuerzas no haber hecho caso a Tom Riddle para no estar en esos momentos en el séptimo piso a medianoche.

Se sorprendió enormemente cuando descubrió que, en efecto, Tom tenía razón. Sus antepasados llevaron a parar al nombre de Reginald Carrow, primogénito y único hijo de Helena Ravenclaw. Estando en su cómoda habitación que compartía con sus amigas, soltó un grito de sorpresa al descubrirlo y cuando Katie le preguntó qué sucedía, le mintió diciendo que no era nada especial. Fue ahí cuando se dio cuenta de que sus amigos no la entendían de verdad; sólo conocían una pequeña parte de ella y Diana no se veía dispuesta a contarles más. Además, era la heredera de Ravenclaw; tenía como deber tomar las decisiones correctas por el Mundo Mágico. Por eso decidió unirse finalmente a Riddle y su pandilla, aunque comenzaba a cuestionarse si era buena idea.

En el fondo, sabía que no sólo se unía a él porque todo lo que le había dicho era cierto. Diana se había dado cuenta de que lentamente y de una manera extraña, comenzaba a gustarle Tom de forma romántica. Detestaba lo bien que se sentía al lado del chico y lo indiferente que él se veía.

Los pasillos del séptimo piso del castillo eran muy sombríos a esas horas de la noche. No se oía nada más que los pequeños pasos que daba Diana de un lado a otro, esperando la aparición de alguien conocido. Justo cuando las manecillas de su reloj de mano marcaron las doce en punto, una extraña y enorme puerta al final del pasillo apareció de repente y se abrió. Diana miró a todos lados, buscando a alguien que se encontrara cerca, pero no vio a nadie. De la puerta salió una figura que pronto distinguió. Era Tom, y le señalaba con una mano que se acercara.

Con algo de duda, caminó hacia la gran puerta de madera hasta quedar frente a al chico cuya mirada se veía sombría en la oscuridad. Al igual que ella, todavía llevaba puesto el uniforme de su casa y tenía el cabello perfectamente peinado. Una vez estuvieron uno frente a otro, no dijeron nada, simplemente se miraron en silencio.

—Muy puntual —comentó Tom inexpresivo.

—¿Qué es este sitio? —preguntó Diana, ignorando su comentario y adentrándose en la habitación que había tras la puerta.

Observó con fascinación una sala oscura con muy poca iluminación. No había nada, tan sólo cuatro paredes de color negro y un suelo con baldosas del mismo color. Era espaciosa y bastante fría, de tan sólo mirar a su alrededor le entraban escalofríos.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐈𝐍𝐆 ─ tom riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora