• . ˚ * ━━ 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐈𝐍𝐆
❝Ella era la luz en su oscuridad, aunque a veces no brillaba lo suficiente.❞
Había muchas cosas que Diana Campbell no tenía muy claras, pero sabía con certeza que en toda oscuridad siempre había un resplandor de luz...
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【 CAPÍTULO DIECINUEVE 】 SÓLO LOS QUE SABEN
( only ones who know - arctic monkeys )
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Enero de 1946
Querido Tom,
No sé muy bien cómo comenzar esta carta. Tengo tantas cosas que decir y tantas disculpas que dar. Pero empezaré yendo al grano.
Desde que me persuadiste de unirme a tu causa, tuve numerosas dudas sobre mis decisiones. Sin embargo, una vez tomadas pensé que nunca me arrepentiría porque era lo suficientemente lista como para decidir lo correcto. Pero me equivoqué. Me arrepiento de todas mis elecciones, las cuales la mayoría son malas.
Sé que he cometido muchos errores y también sé que no puedo remediarlos. A veces me gustaría poder volver atrás en el tiempo y evitar que muchas cosas horribles ocurrieran. No debimos habernos conocido. No debimos acercarnos el uno al otro. No debí haberme puesto del lado oscuro. Pero actué de manera insensata y me arrepiento terriblemente de ello. Espero que algún día llegues a entender mi última decisión, porque sé que esta sí es la correcta.
A pesar de que desearía haberme negado desde un principio, tú me cautivaste. Tenías ese aura misterioso que me atraía como metal al imán. Y tus cumplidos. Oh, por Merlín. Me derretí con cada uno de tus alagos. Pero ahora he abierto los ojos al fin y veo cómo eres en realidad. No pretendo insultarte, pero eres completa y absoluta oscuridad.
Siempre pensé que las cosas oscuras no se podían querer porque eran malvadas y crueles. Pero no existe nada completamente oscuro, o por lo menos eso es lo que pienso de ti. Tengo fe de que todavía tienes salvación. Has hecho cosas malas y no puedes volver al pasado para evitarlas, pero justo en este momento puedes echarte atrás y detener tus planes. Si no lo haces por ti o por todas las personas que saldrán dañadas, hazlo por mí. Por favor, Tom. Es la decisión correcta.
Yo me iré con mi tía Isabelle, a intentar rehacer mi vida. No intentes buscarnos, pretendo irme de Inglaterra antes de que leas esta carta. No diré nada a nadie sobre tus planes, sólo si detienes tu causa. Es mi único deseo.
Con sincero amor,
Diana Campbell.
El joven suspiró con cansancio y dejó la carta sobre el escritorio de la habitación. Se pasó una mano por su cabello desordenado con frustración. No se podía creer que los últimos pensamientos de Diana fueran dirigidos a él, y de tal manera. Ella había muerto pensando que era un monstruo. Y Tom no lo negaba, sabía que había algo oscuro en no sentir las mismas emociones que los demás seres humanos, pero le molestaba el hecho de que precisamente ella, su querida Diana, hubiera pensado así de él.
No iba a hacer caso de sus peticiones. Le tenía un aprecio enorme y desearía que esa Katie Meadowes no se hubiera entrometido en sus planes, de manera que aún tendría a su inteligente y asombrosa Diana a su lado. Dejando todo eso de lado, él tomaría sus propias decisiones. No se iba a dejar persuadir por una persona que ni siquiera seguía pisando la Tierra.
Sin embargo, no era capaz de pensar en sus planes en esos momentos. Lo único que deseaba hacer era largarse de esa Casa. Todo lo que veía allí le recordaba a Diana. La cama en la que pasaban tantos noches en vela, el escritorio donde se sentaban a leer o a investigar objetos valiosos, la cocina donde desayunaban todos los días...
Tom se levantó y metió las manos en sus bolsillos. Lentamente caminó hacia la ventana de su habitación, pisando el suelo de madera y, concretamente una tabla que debajo guardaba otra carta. Ésta, al contrario de lo que decía Diana en su carta para Tom, iba dirigida a Albus Dumbledore con la intención de destruir a Lord Voldemort.
Pero nadie sabía que esa carta existía ni que estaba ahí guardada. Nunca nadie lo sabría. Jamás.
