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7. Parásito

Horacio acomodaba unos documentos en el archivero de la oficina mientras se movía al ritmo de The Bakery de Melanie Martínez.

Había pillado a Volkov escuchando esa canción en su patrulla y desde entonces no podía quitársela de encima, pues era muy pegadiza. Improvisó una coreografía, cosa en la que era bastante bueno, pero también hacía movimientos bobos para hacer reír a su amigo, quien se notaba algo decaído, pero por sus boberías lo había hecho reír un par de veces.

Gustabo soltó una carcajada, no porque Horacio hiciese un intento fallido de twerk, sino porque justo la Psicóloga llegaba y veía la escena, divertida. El rubio estaba que se moría de la risa, incluso se había puesto rojo mientras se abanicaba el rostro con su mano frenéticamente. Horacio sonreía, pues creía que su amigo se reía gracias a sus payasadas, pero justo cuando se daba una vuelta en medio de la coreografía, se quedó estático cuando vio a Sandra estallando entre risas a través del cristal de la oficina.

El de la cresta sintió el sonrojo quemarle la cara, más aún cuando la mujer se acercó y abrió la puerta del cubículo.

━Deberías darme unas clases, Horacio. Se te da muy bien.

━Gracias.

Contestó bastante apenado, provocando que el ojiazul se cayera de la silla entre risas incontrolables, mismas que contagió a la morena, quien se llevaba una mano al vientre mientras reía.

━¡Ay, Dios mío, es que no puedo! ¡Uuff, uuff, uuuff!

El pobre de García se retorcía en el suelo, pero poco a poco recobró la compostura, poniéndose de pie y sacudiéndose el traje color gris Oxford, acomodándose sus lentes.

Michelle pasaba a espaldas de la Doctora, dedicando una mirada de desinterés y algo de reprobación a lo que sucedía en el cubículo de los Inspectores, siguiendo de largo. Sandra se dio cuenta al sentir sus taconazos tras la espalda, así que mejor se despidió de ambos hombres y caminó hasta su cubículo.

━¡Cabrón! ━Horacio se apresuró a apagar su bocina━ ¿Por qué no me dijiste que ella estaba aquí, tío?

━¡Ostras! ━Se rió━ Es que ni tiempo me dio. Ha sido culpa tuya. Pero no te apures, hombre. Que le ha gustado.

El del mohicano se abanicaba el rostro con la mano para desaparecer el sonrojo, maldiciéndose internamente. Temía perder atractivo ante los ojos de la Psicóloga gracias a sus tonterías. Gustabo se dio cuenta de su preocupación y trató de cambiar el tema mientras se sentaba nuevamente en la silla giratoria de cuero negro.

━Venga. ¿Quieres donuts para hoy?

━No. Ya nos descarrilamos mucho estas semanas ━se sentó en una silla frente al escritorio.

━Qué bueno que dices eso, porque justo hoy me apetece una ensalada bien surtida y con pollo.

El pelirrojo asintió y sacó su celular, abriendo una app de pedidos.

━Pediré un par de ensaladas con aderezo a parte. ¿Te apetece un té de limón helado para beber?

━Té verde con jazmín para mí ━se apuró a corregirlo━. Me vendrá bien para el estrés.